Es, en cierta medida, la cita de los ausentes. También se la recordará como la "wiki reunión". La XX Cumbre Iberoamericana abrió ayer sus puertas en el principal balneario argentino bajo las sombras de circunstancias que la superan. Cuando los jefes de Estado y Gobierno se hagan hoy la foto tradicional, faltarán, por diversas razones, los rostros de José Luis Rodríguez Zapatero, Hugo Chávez, Evo Morales, Daniel Ortega y Raúl Castro.

A Cristina Fernández de Kirchner, la presidenta anfitriona, le habría gustado que el escenario marplatense se tiñera de muchas más palabras sentidas en recuerdo de su extinto esposo, Néstor Kirchner. La ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, negó ayer haber recibido una queja de los organizadores de la cumbre por la decisión de Zapatero de permanecer en Madrid. "Entienden que si se ha ausentado es porque asuntos urgentes lo requieren", dijo.

Chávez debió quedarse en Venezuela debido a las trágicas inundaciones que afectan a su país. El bolivariano pensaba encabezar en Mar del Plata, al igual que en el 2005, un mitin masivo "contra el imperio". Morales invocó un problema en la rodilla para quedarse en La Paz.

Las faltas dieron pie a las suspicacias. Venezuela y Bolivia son mencionados en los cables que filtró Wikileaks en un sentido que compromete sus relaciones con Argentina. En uno de esos mensajes, Cristina Fernández se ofrece a "contener" a Morales ante EEUU. Otra de esas filtraciones glosa inquietudes del capital español por la corrupción en Argentina. También le asignan declaraciones al secretario de Presidencia del Gobierno español, Bernardino Léon, según las cuales en Argentina "un político pobre es un pobre político".

"Le quiero restar ese valor extraordinario que parece que puedan tener esos cables, puesto que no son más que, insisto, impresiones subjetivas de una de las partes", dijo Jiménez a la prensa española.

Más allá de estos episodios, la cumbre tiene su propia dinámica y sus intereses. Los cancilleres debatieron ayer sin sobresaltos el documento que suscribirán los mandatarios. La fallida rebelión policial en Ecuador de septiembre pasado aceleró el interés de la región de incluir una "cláusula democrática" que sancione a los países donde se produzcan golpes de Estado. El tema es muy sensible, hasta el punto de que el hondureño Porfirio Lobo, cuyo Gobierno emergió tras la destitución de Manuel Zelaya, no participa de la reunión porque Argentina y Brasil no lo reconocen.