La policía australiana arrestó ayer a cuatro supuestos terroristas, sospechosos de mantener vínculos con un grupo islamista somalí con vínculos con Al Qaeda y haber planificado un ataque suicida contra una base militar en Australia, lo que hubiera constituido el peor atentado terrorista contra el país.

Más de 400 policías participaron en la operación, que condujo a la detención en Melbourne de cuatro hombres, todos ellos de una veintena de años y de origen somalí y libanés, según un representante de la policía federal australiana. Los cuatro hombres han sido acusados de haber proyectado el ataque contra un cuartel con armas automáticas, según explicó un portavoz de la policía, que precisó que con anterioridad algunos miembros del grupo detenido habían viajado a Somalia.

Uno de los sospechosos, que ha comparecido ante un tribunal, ha sido inculpado de crímenes por vínculos con una organización terrorista, mientras que la policía continuó interrogando a los otros tres. Un quinto hombre, detenido anteriormente, también estaba siendo interrogado por la policía.

"Los presuntos culpables se preparaban para llevar a cabo un ataque contra el personal militar en el que ellos mismos resultarían muertos", declaró Tony Negus, comisario en jefe de la policía federal australiana. "La intención de estos hombres era penetrar en los cuarteles militares y matar el mayor número posible de personas... Se trataría, si se hubiera llevado a cabo, del ataque más grave llevado a cabo sobre suelo australiano", añadió.

AMENAZA REAL Para el primer ministro australiano, Kevin Ruud, estas detenciones son "un recordatorio para todos los australianos de que la amenaza terrorista es bien real y que requiere de una vigilancia permanente por parte de las autoridades encargadas de la seguridad". De todas maneras, el primer ministro excluyó cualquier retirada de los 1.550 soldados australianos desplegados en Afganistán.