Austria ha ultimado en la frontera de Brennero la preparación de una barrera de 350 metros para facilitar los controles sobre los posibles y futuros flujos migratorios procedentes de Italia, que las autoridades de Viena prevén inminentes y masivos, provocando la irritación del Gobierno de Roma.

“Se trata de una descarada violación de las reglas de la Unión Europea”, ha escrito Matteo Renzi, jefe del Gobierno italiano. Los austríacos han pedido también a Roma poder controlar los pasajeros de los trenes y vehículos ya en territorio italiano, con el objetivo de que los llamados inmigrantes económicos puedan ser interceptados y rechazados antes de alcanzar el territorio austríaco.

Las autoridades de Viena han preparado también a 250 policías para destacar en la frontera alpina y este miércoles han realizado las primeras pruebas sobre una particular división de la autopista por la que transitan anualmente 20 millones de toneladas de mercancías. Coches y motos tendrán dos carriles y otros dos serán destinados a los camiones de carga.

La división se ha realizado dando a la zona fronteriza el aspecto de un cuello de botella, que debería permitir hacer salir de la carretera, sin interrumpir el tráfico, a los vehículos sospechosos y a inspeccionar por la policía. En la zona fronteriza ha sido impuesta una velocidad máxima de 30 km/h y restablecido “por si acaso resulta necesario” el puesto de control que existía antes de Schengen.

Mientras que los ministros de Interior y jefes de policía de ambos países se reunirán esta semana en vistas a los nuevos controles fronterizos, Renzi ha escrito que “la hipótesis de cerrar Brennero va descaradamente contra las reglas europeas, además de contra la historia, la lógica y contra el futuro”.

DECISIONES UNILATERALES

Paolo Gentiloni, ministro de Exteriores italiano, ha declarado al diario austríaco 'Die Presse' que confía “en que Viena no tome decisiones unilaterales en los próximos meses y que siga colaborando estrechamente con nosotros en la crisis de los refugiados”. Según Gentiloni, el flujo migratorio de este año hacia Italia es, por ahora, igual al del 2015 e inferior al de 2014.

La aceleración del posible cierre de Brennero se produce dos días después del triunfo (36%) de la extrema derecha en el primer turno para las elecciones presidenciales de Austria, que en el segundo turno deberá medirse con los ecologistas. El voto ha excluido a los partidos tradicionales socialistas y conservadores de la carrera presidencial.