El autor del atropello mortal del pasado sábado en Alemania, Jens R., dejó un escrito a familiares y amigos en el que culpa a sus padres de sus problemas psicológicos, reconoce su impotencia sexual y da cuenta de su manía persecutoria y de sus instintos suicidas, publica hoy el diario 'Bild'.

El documento, de 92 páginas, "son las palabras de un quejica que se convirtió en asesino", asegura el tabloide sobre el hombre que irrumpió con una camioneta a gran velocidad en la terraza de una cafetería en Münster (oeste), mató a dos personas e hirió a una veintena, y a continuación se suicidó de un disparo en la cabeza.

El texto apunta que por primera vez deseó morir con siete años y que desde pequeño tuvo brotes violentos destacables, algo de lo que responsabiliza directamente a sus padres, que dice que le ignoraron y le maltrataron desde su nacimiento, además de insultarle llamándole enfermo mental.

Esto le llevó a una serie de transtornos conductuales, alega el autor del atropello, a quedar impotente, a no mantener nunca relaciones sexuales, a no tener "sentimientos normales por las mujeres" y a tener miedo a ser percibido como homosexual.

Según su escrito, enviado hace nueve días por correo electrónico y postal a familiares, amigos y hasta a una vecina de 81 años, esto tuvo como consecuencia un excesivo consumo de alcohol, ataques de pánico y de llanto.

Anunció que se suicidaría de forma "espectacular"

Jens R. reparte culpas también entre su círculo de amistades, que cree que le espiaban; entre los clientes que no le pagaron por sus trabajos como diseñador; y entre los médicos, por una operación de espalda que le dejó secuelas permanentes.

Fuentes de la policía afirmaron a 'Bild' que una vez Jens R. aseguró que iba a suicidarse de forma "espectacular" y que en cinco ocasiones fue investigado por amenazas y fraude, pero los cargos se retiraron.

La policía alemana descarta una motivación política en el atropello múltiple, aunque considera que el autor podría haber intentado simular un ataque terrorista porque en el maletero había confeccionado con alambres y fuegos artificiales un paquete que pretendía asemejar una artefacto explosivo.