El juez noruego que instruye el caso del doble atentado en Noruega, ha decretado ocho semanas de custodia y cuatro de aislamiento total para Anders Behring Breivik para evitar que interfiera en la investigación al haber confesado la existencia de "dos células" con las que colaboró para perpetrar los ataques y que aún permanecen activas.

Relacionadas

Behring ha reiterado la autoría de los ataques, pero ha eludido eludido cualquier tipo de responsabilidad penal por la masacre. El arrestado ha afirmado en su declaración a puerta cerrada que había organizado la acción para salvar a Europa Occidental de una invasión musulmana, por lo que consideraba necesario trasladar una señal de alerta a la población respecto a este fenómeno.

El detenido ha afirmado ante el juez que consideraba que el Partido Laborista había traicionado a su país al permitir la llegada masiva de musulmanes y que quería asestar un golpe a la cantera de la que se nutriría la formación política en el futuro.

Declaración sin uniforme

Tras tomarle testimonio, el juez instructor ha decidido dictar prisión preventiva para Breivik. El ultraderechista e islamófobo permanecerá cuatro semanas en completo aislamiento --sin recibir cartas, visitas o conceder entrevistas--, hasta el 22 de agosto, y al menos otras cuatro semanas en prisión preventiva, hasta el 26 de septiembre.

El aislamiento es una medida absolutamente restrictiva, de manera que ni siquiera la familia del detenido podrá visitarle durante su internamiento. En caso de que la policía no haya concluido la investigación puede trasladar a la fiscalía la necesidad de ampliar el periodo de aislamiento.

El magistrado, que no ha permitido que el arrestado acudiera a declarar a la vista preliminar uniformado, como era su intención, no descarta que en el transcurso de la investigación se formalicen nuevas acusaciones contra el arrestado.

Intento de agresión

A su llegada al juzgado, un joven le esperaba para intentar agredirle. Alexander Reinard, de 24 años, medio tunecino, medio noruego, intentó acceder a Breivik pero lo impidió la policía, que no le dejó ni acercarse al vehículo. "Me siento decepcionado, porque parece que la policía tiene más interés en protegerle a él que a nosotros", explicó tras ser detenido.

Los juzgados noruegos no habrán conocido nunca una expectación semejante. Hasta llegar a la planta octava, donde ha declarado Breivik, no hay ni un solo detector de metales ni hay que mostrar un documento de identificación.

El presidente del tribunal de Oslo, Geer Engebretsen, ha justificado la decisión del juez instructor --considerada inusual en Noruega--, de quien ha asegurado que "ha tomado en consideración todos los elementos del caso" y ha negado razones políticas.

Preguntado por los periodistas si los atentados cerrarían la abierta sociedad noruega, Engebretsen ha afirmado que "la sociedad noruega defenderá sus valores y luchará por ellos".

Munición expansiva

Breivik usó un tipo de munición expansiva, prohibida en las guerras, para causar la mayor matanza posible en su ataque al campamento juvenil, según un médico que ha atendido a las víctimas. En una entrevista en la edición digital del diario VG, el cirujano jefe del hospital Ringerike, Colin Poole, que ha tratado a 16 heridos en el tiroteo de la isla de Utoya, aseguró que el agresor empleó las denominadas balas expansivas o dum-dum, que tienen los extremos (la punta y el culote) huecos para que el núcleo se fragmente en el impacto.

"Esas balas más o menos explotaban dentro del cuerpo de las víctimas. Las heridas internas que tenían eran absolutamente terribles", explicó Poole.

"Los fragmentos son tan pequeños. Nunca había visto algo así", señaló Poole, a pesar de sus 26 años de experiencia.

Gro Harlem Brundland, en el punto de mira

En toda Noruega se ha guardado hoy un minuto de silencio por las 93 víctimas mortales del doble atentado, ocurrido el viernes en el complejo gubernamental de Oslo, seguido de la matanza en un campamento de las juventudes socialdemócratas en la isla de Utoya.

Según el diario Aftenposten, el propósito del presunto autor de la matanza era asesinar asimismo en la isla a la exprimera ministra Gro Harlem Brundland, que ese día había visitado el lugar. Brundland, de 72 años, es una de las figuras más destacadas internacionalmente de la política noruega, ya que además de varias legislaturas al frente del gobierno fue secretaria general de la Organización Mundial de la Salud (OMS).