Avigdor Lieberman, líder del partido de ultraderecha laico Israel Nuestro Hogar, es el verdadero protagonista del sainete electoral israelí. Él provocó la disolución del último Gobierno y el avance de elecciones, y él impidió que Binyamin Netanyahu formara ejecutivo tras los comicios de abril. Él podría decantar ahora la balanza entre el partido Likud, de Netanyahu, y la coalición Azul y Blanco, de Benny Gantz, si le presta a uno de los dos los nueve escaños que ha obtenido en las elecciones.

Pero lo que pretende Lieberman es llevar al Likud y a Azul y Blanco a un gabinete de unidad de fuerzas laicas que lo incluya a él, incluso bajo el mando de Netanyahu. Para entrar en el gobierno, no obstante, exige matrimonio civil, reclutamiento militar y educación secular para los ultraortodoxos, y transporte público y comercios abiertos en Shabat. La jugada podría salirle mal si Azul y Blanco y el Likud deciden unirse prescindiendo de él.

Nacido en 1958 en Kishinev (Chisnau, Moldavia) en época de la Unión Soviética, con el nombre de Evet, Lieberman es conocido por sus declaraciones extremistas y sus salidas de tono, algo que no impidió que Netanyahu lo nombrara jefe de la diplomacia israelí en el 2009.

Exministro de Defensa a pesar de haber acabado el servicio militar con el rango de cabo, en un país lleno de generales metidos en política, Lieberman impulsó una ley de servicio militar obligatorio para los judíos religiosos, rechazada por los partidos utraortodoxos con los que compartía Gobierno. Por eso abandonó el ejecutivo, lo que comportó nuevos comicios.