El avión cubano Antonov- 24, secuestrado el lunes por la noche por una persona armada con una granada sin explosivos, aterrizó ayer en el aeropuerto de Cayo Hueso, en Florida (EEUU), después de que Fidel Castro autorizara su despegue del aeropuerto internacional José Martí, en La Habana, donde había permanecido retenido durante 14 horas.

PIRATA AEREO

El aparato aterrizó "sin incidentes", según un portavoz de la aviación civil norteamericana, y los 25 pasajeros y seis tripulantes que aún se encontraban a bordo pudieron abandonarlo, mientras la policía detenía al secuestrador. Otra veintena de pasajeros ya habían sido liberados en la capital cubana.

Según algunas fuentes, el aparato fue secuestrado por el director de un hospital, pero un comunicado oficial de Cuba lo calificó de "tipo violento y con pésimos antecedentes", y lo identificó como Adelmis Wilson González, quien viajaba con su mujer y un hijo de ésta. El avión, con 45 ocupantes, viajaba desde Isla de La Juventud hacia La Habana cuando el pirata aéreo exigió que el aparato fuera desviado a Estados Unidos. Pero el piloto aterrizó en La Habana para repostar.

Según las autoridades cubanas, "la valentía del piloto evitó una catástrofe", ya que la aeronave no tenía suficiente combustible para llegar a Estados Unidos.

Este es el segundo secuestro de un avión comercial cubano que tiene lugar en las últimas dos semanas. El pasado 19 de marzo un DC-3 que hacía la misma ruta fue secuestrado por seis pasajeros armados con cuchillos y aterrizó también en Cayo Hueso, la ciudad de Estados Unidos más próxima a la isla.