José María Aznar expresó ayer su disposición a discutir un nuevo reparto de poder en la UE con la condición de que se respeten los "equilibrios" existentes y de que la reforma se haga sobre el "paquete global" de las instituciones. El presidente eludió desvelar su estrategia negociadora, pero dejó claro su rechazo tajante al apartado del proyecto que pretende arrebatar a España el poder de voto conseguido en Niza en el 2000. "Niza no es la Biblia, pero la Convención tampoco, aunque algunos lo pretendan", dijo Aznar en referencia al nuevo esquema de votación en el Consejo.

En posterior rueda de prensa, la ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, consideró una "falacia" que España rompa el consenso europeo con su defensa del pacto de Niza y añadió que "muchos" países comparten la posición del Gobierno español en este debate.

Ante la pregunta sobre cuáles son esos países, la ministra respondió en un tono vacilante: "Estonia, Polonia, España... y otro que no me acuerdo ahora", a lo que se escuchó una voz que le sopló: "Malta".