Las concesiones de Irak para evitar el conflicto no debilitaron ayer al frente belicista que encabeza Estados Unidos. Sus dos adalides europeos, José María Aznar y Tony Blair, acusaron al líder iraquí, Sadam Husein, de "jugar" con las esperanzas de paz de todo el mundo con su anuncio de que destruirá los misiles Al Samud 2, tal como le exigen los inspectores de desarme de las Naciones Unidas.

El presidente español y el primer ministro británico mostraron ayer la solidez de su compromiso con los planes bélicos del presidente de EEUU, George Bush. Ambos reafirmaron su apuesta por mantener la amenaza de una guerra inminente contra Irak, pese al rechazo que ésta suscita en sus países y en el Consejo de Seguridad de la ONU.

"JUEGO MUY CRUEL"

Ni siquiera la disposición iraquí a destruir los misiles prohibidos por la ONU hizo mella en el ánimo de ambos mandatarios. Para Aznar, este anuncio "forma parte de un juego muy cruel de Irak con los deseos de paz de millones de personas en el mundo". Blair advirtió a Sadam de que "no es momento de andarse con juegos", sino de acreditar la destrucción de sus arsenales prohibidos.

Blair se unió al presidente español para defender que la presión sobre Irak es la única vía para desarmarse. El premier subrayó, con el asentimiento de Aznar, que reducir la presión sobre Sadam sólo implicaría "aplazar el conflicto", y apuntó que está "en juego" la "autoridad" de la ONU para hacer cumplir sus resoluciones. Para Aznar, posponer las represalias sería dar "un cheque en blanco a los dictadores", "barra libre a Sadam" y "vía libre al terrorismo".

MENSAJE A MEXICO Y CHILE

Ambos líderes siguieron sin aclarar qué harán si la ONU no legitima la intervención militar y EEUU inicia la guerra por su cuenta. Eso sí, resaltaron los lazos comerciales de la Unión Europea con México y Chile, miembros del Consejo de Seguridad contrarios, por el momento, al conflicto bélico. También coincidieron en la urgencia de relanzar el proceso de paz de Oriente Próximo.

Aznar, además, insistió en que prefiere que en esta crisis cobren más protagonismo los ministros de Exteriores que los de Defensa.