"Sabíamos que el desafío de ganar en primera vuelta era complejo". Michelle Bachelet se quedó a tres puntos de la hazaña política. El 47% de los votos la deja a las puertas del Palacio de La Moneda que ya ocupó entre el 2006 y el 2010. Pero tendrá que esperar hasta el 15 de diciembre --fecha de la segunda vuelta-- para formalizar su entrada. "Vamos a trabajar para triunfar con amplitud. Tendremos una victoria decisiva y un respaldo al programa de transformaciones necesarias", ha señalado esta madrugada en Santiago, cuando casi se había completado el recuento electoral.

Evelyn Matthei, la candidata de la derecha, ha logrado 25% de los sufragios, quizá más de lo esperado después de días de profundo pesimismo. "Muchos pensaban que no llegaríamos, pero aquí estamos", ha subrayado la exministra de Trabajo que rechaza el derecho a la huelga, y ha dibujado con cierto esfuerzo una sonrisa. "Sí, se puede", han coreado sus simpatizantes, que tienen el corazón bien anclado en el Partido Republicano de EEUU pero han encontrado en la consigna utilizada en la campaña electoral de Barack Obama una razón para ilusionarse.

Apoyos a Bachelet

Más allá de las alegrías impostadas, la derecha tiene, de cara a la segunda vuelta, una situación que las encuestas ven imposible de remontar. En las presidenciales de 2009, Sebastián Piñera obtuvo el 44% de los votos y a su competidor, el democristiano Eduardo Frei, se le hizo imposible alcanzarlo un mes más tarde. Matthei tiene el panorama mucho más difícil, no solo por ese antecedente. Franco Parisi, que ha logrado un 10% de los votos, la ha calificado de "mala persona". A Bachelet, en cambio, la ha definido como "una dama que seguramente será la próxima presidenta".

Marco Enríquez Ominami, del Partido Progresista, ha quedado en tercer lugar con el 11% de los sufragios y ya ha sugerido que apoyará a Bachelet si esta impulsa con mayor vehemencia la convocatoria de una Asamblea Constituyente que erradique el orden legal heredado de la dictadura. Hijo del líder guerrillero Miguel Enríquez, asesinado en 1974, Ominami ha lamentado que aunque Bachelet es una "gran candidata", parte de su coalición no quiere avanzar por el camino de las transformaciones. Más allá de las críticas, ha remachado: "No hay posibilidad de que gane la derecha y eso es importante".

Otros tres candidatos de la "izquierda testimonial" han logrado casi el 5% de los sufragios. La derecha especula con que sus candidatos llamarán a anular los sufragios y señalan que Ominami "no es dueño" de sus votos. Cerca de Bachelet piensan que una porción de esas simpatías electorales serán captadas por Nueva Mayoría, integrada la socialdemocracia, la Democracia Cristiana y el Partido Comunista. La coalición de centroizquierda cree tener otra razón para alegrarse. Los resultados le dan una nutrida bancada en las dos cámaras del Congreso.

"Hacer un Chile mejor"

"¡Qué gran jornada!, ¡qué entusiasmo!, ¡qué ejemplo!", ha exclamado Bachelet. Su equipo electoral había preparado un escenario frente al Hotel Plaza San Francisco, en el centro de Santiago, para dar rienda suelta a los festejos. La algarabía ha tenido que moderarse porque las cosas no han ido como se anhelaba. A pesar de algunas caras amargas, Bachelet le ha quitado dramatismo a la situación. "No hay dos lecturas de lo ocurrido. Hemos ganado para que Chile sea un país moderno y solidario". La exmandataria ha subrayado que este es el momento de "hacer una patria mejor", con mayor justicia y derechos sociales. La gente, ha destacado, ha votado por una educación pública gratuita y de excelencia, por la reforma tributaria y una nueva Constitución que "nazca en democracia", el reconocimiento de los pueblos originarios, la protección a los jubilados, el desarrollo sustentable y la inclusión. "No ofrecemos recetas mágicas", ha advertido, sin embargo.

En el otro escenario, el de la derecha, Matthei no se ha privado de bailar e invitar al optimismo de sus electores. "Tenemos un proyecto. En los debates que vienen nuestras diferencias con la izquierda saldrán a luz. Nosotros no queremos refundar el país y empezar de cero. Estamos orgullosos de lo que se hizo", ha afirmado la hija del general Fernando Mathei, integrante de la Junta Militar que encabezó Augusto Pinochet.

Moderada participación electoral

El presidente del país, Sebastián Piñera, también ha sentido que tenía algo que decir y lo ha hecho una vez que hablaron los candidatos: "Quiero agradecer a todos mis compatriotas porque una vez más nos han regalado un ejemplo de democracia de la cual nos sentimos orgullosos. Fue una elección transparente y pacífica. Nos hubiera gustado una mayor participación. Han votado 6,6 millones, un 56% de padrón ha participado. Mientras mayor es la participación, más fuerte y legítima es la democracia. Si bien el voto es voluntario, para que se vote por convicción y no por una multa, el amor por Chile se expresa participando en las elecciones. Espero que el 15 de diciembre podamos lograr una mayor participación".

Chile ha crecido durante su Gobierno a un 5,5% anual, pero el electorado ha castigado a Piñera y a los partidos conservadores en los comicios. Según el analista Antonio Leal, en estas elecciones han perdido los jóvenes pinochetistas que se iniciaron en la política a fines de los años setenta y que han tenido un peso gravitante. "Bancarrota", ha sido una de las palabras más recurrentes.

En cambio, los dirigentes estudiantiles que salieron a las calles para reclamar el fin de una educación convertida en negocio desde la dictadura, y que obliga a un graduado a pagar durante 15 años su aprendizaje universitario, emergen como otros de los vencedores de la contienda. Camila Vallejo, Giorgio Jackson, y otros líderes han obtenido un escaño en el Parlamento. Yan han advertido de que estarán con un pie en la legislatura y otro en la calle, velando por el cumplimiento de las promesas de Bachelet.