El 9 de abril de 2003 las fuerzas estadounidenses llegaron al corazón de Bagdad, después de tres semanas de bombardeos y de una rápida ofensiva terrestre que acabó con el régimen de Sadam Husein. El derribo de una estatua del líder iraquí en una plaza del centro de Bagdad simbolizó, aquel día, la caída de la capital de Irak, y del régimen, aunque el final de las "operaciones militares de envergadura" no fue anunciado hasta el 1 mayo.