No es el 20 de marzo una fecha que los iraquís quieran celebrar, a juzgar por la indiferencia con la que Irak vivió ayer el primer aniversario de la guerra. No hubo manifestaciones ni a favor ni en contra del inicio de la ocupación estadounidense del país en una jornada en la que la violencia se cobró dos vidas más.

Tal vez fuera el miedo a los atentados, tal vez las contradicciones de sentimientos que la guerra provoca en los iraquís --viven bajo ocupación a causa de ella, pero estos mismos ocupantes derrocaron a Sadam--, pero lo cierto es que Bagdad vivió ayer un día normal. Pero, por si acaso, la policía iraquí y las fuerzas ocupantes estaban en estado de máxima alerta en previsión de posibles atentados. A pesar de ello, dos iraquís murieron en dos ataques en Kirkuk y Mosul.

Y es que la seguridad se ha convertido en el número uno de las prioridades en la lista de los iraquís. El mismo secretario general de la ONU, en una entrevista concedida al diario árabe Al- Hayat, destacó ayer que en Irak, hace un año, "no existía el terrorismo". Eso hace "que los iraquís teman salir de sus viviendas" y "no lo podemos calificar como un progreso". Quien no fue nada diplomático es el ministro de Electricidad iraquí, Ayham al Samarrai, que declaró al diario kuwaití Al Raï Al Aam que el Consejo de Gobierno Iraquí (CGI) nombrado por EEUU es, en realidad, una "dictadura colectiva".