Kyriakos Mitsotakis, nuevo primer ministro griego, lleva meses desgranando sus propuestas para la economía griega y todas se basan en lo mismo: bajar y bajar impuestos. Repartir ayudas y subir salarios. Pero no lo tendrá fácil, porque aunque Grecia ha salido oficialmente del rescate bancario desde hace un año, la economía griega sigue aún muy tocada de los 10 años de crisis.

La deuda pública alcanza el 170% del PIB, la tasa de desempleo está en el 18% -con los últimos años, bajo el gobierno de Alexis Tsipras, esta cifra se ha reducido en diez puntos, pero la mayoría de trabajos creados son precarios- y las pensiones han sido reducidas hasta en 13 ocasiones. Cientos de miles de pensionistas griegos cobran 400 euros al mes, una cifra irrisoria que condena a muchos a trabajar ilegalmente pasada la jubilación.

Las promesas de Mitsotakis son muchas y todas supondrán una bajada enorme de la recaudación del Estado. Mitsotakis ha prometido que duplicará el crecimiento de la economía durante su mandato. Y lo hará, ha dicho, bajando impuestos en todos los flancos posibles: reducirá el impuesto de sociedades del 28% al 20% en dos años, los distintos tramos del IVA en dos puntos porcentuales, el IRPF pasará del 22% al 9% para las personas con ingresos inferiores a los 10.000 euros anuales. También ha prometido aumentar el salario mínimo.

Los miembros de Nueva Democracia (ND dicen que cumplirán. Compensaremos la bajada de recaudación con la apertura a las inversiones -dice Haris Theoharis, parlamentario de ND-. Quitaremos los frenos a la economía que ha puesto Syriza. El crecimiento del PIB llegará al 4% anual. Se lo decimos al mundo: Grecia está open for business».