Por vez primera en casi 30 años, surge en Egipto un adversario de entidad con capacidad de amenazar al régimen del presidente Hosni Mubarak. Entre los vítores de la prensa independiente, el olvido de la gubernamental y el aplauso de cientos de simpatizantes que acudieron a recibirle al aeropuerto de El Cairo, Mohamed el Baradei, premio Nobel de la Paz y exdirector general del Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA), regresó ayer a Egipto con el ánimo declarado de colaborar en la "democratización" de su país.

La intachable reputación de El Baradei pesa como una losa sobre un régimen instalado en el clientelismo y la corrupción. "Cuando escucho a un amplio sector de la gente que me pide con fuerza que participe, lo único que puedo decir es que responderé", afirmó en el periódico independiente Al Masri Al Yaum.