«Si bien resulta muy difícil, con buena voluntad por ambas partes sigue siendo posible llegar a un acuerdo [sobre el brexit] con los británicos». Tras las explosivas palabras del presidente de la UE, Donald Tusk, acusando al primer ministro británico, Boris Johnson, de iniciar un «juego de culpas estúpido», el negociador jefe de la UE, Michel Barnier, quiso devolver un poco de calma a un debate tenso y complicado sobre el que no tira la toalla.

«En este momento grave e importante seguiremos con calma, atentos y constructivos y al mismo tiempo respetuosos con el Reino Unido y sus dirigentes», expuso ante un Parlamento Europeo al que acudió ayer a hacer balance junto al presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, que se desentendió de la estrategia de Johnson. «No excluyo la posibilidad de que se llegue a un acuerdo. Michel [Barnier] y yo seguimos trabajando pero no queremos participar en este juego de culpas que han empezado en Londres», avisó Juncker. La realidad es que el acuerdo sigue estando lejos. «Para decirlo de forma simple y franca, objetivamente, mientras hablo, no estamos a punto de llegar a un acuerdo», admitió Barnier, que hoy se reúne en la capital comunitaria con el secretario de Estado británico para el brexit, Steve Barclay.