Cada uno llevó el agua a su molino. El insólito debate entre la candidata socialista a las presidenciales francesas, Ségolène Royal, y el líder centrista François Bayrou sirvió a la primera para subrayar sus coincidencias y al presidente de la UDF, para reforzar su papel de tercera fuerza pese a haber sido eliminado en la primera vuelta de las elecciones. Sin embargo, la aspirante socialista no logró arrancar el apoyo de Bayrou, que el pasado día 22 cosechó siete millones de votos. El centrista puso todo su empeño en mantener la posición de equidistancia que le permite situarse en el centro de la campaña.

El primer cara a cara entre un ganador y un vencido que se realiza en la historia de la República fue emitido en directo por la cadena codificada de información continua BFM, accesible a través de la televisión digital terrestre. También pudo seguirse por internet. Dos canales extranjeros --la televisión rusa Vesti 24 y la televisión pública belga RTBF-- ofrecieron también el debate en directo.

EXPECTACION Más de 250 periodistas acudieron al hotel parisino donde se celebró el debate. Después de que Canal+ rechazara la emisión por las exigencias del Consejo Superior del Audiovisual, Royal y Bayrou acusaron al candidato de la derecha, Nicolas Sarkozy, de haber ejercido "presiones" para evitar el encuentro. La BFM resolverá el problema del reparto de tiempos emitiendo hoy en directo el mitin del líder de la UMP.

Este joven canal --tan solo lleva 18 meses en antena-- de modesta audiencia tendrá que destinar a Sarkozy las casi dos horas de emisión que duró el debate Royal-Bayrou. La candidata se esforzó por poner de relieve la proximidad entre su proyecto socialdemócrata y el centrista para intentar atraer a los electores de Bayrou. Royal, que parte con desventaja --en la primera vuelta logró el 25,8% de los votos frente al 31% de Sarkozy-- y que sigue entre cinco y seis puntos por detrás en las encuestas, necesita los sufragios del centro para poder ganar a la derecha.

EL SISTEMA ELECTORAL En el terreno de las reformas institucionales la concordancia fue notable. Ambos apuestan por introducir la proporcionalidad en el actual sistema electoral, puramente mayoritario, para que no solo las dos grandes fuerzas estén representadas en el Parlamento. También quieren reformar la ley para "abrir" las instituciones a la diversidad política. Pero la sintonía, que se extendió a algún aspecto del programa social, se tornó en diferencias insalvables en materia económica y de empleo. Bayrou mostró su total desacuerdo con la generalización de las 35 horas semanales que propone Royal y con la política monetaria y europea que defienden tanto ella como Sarkozy.

A lo largo del debate, el líder centrista se permitió aludir en varias ocasiones a "los tres candidatos principales", como si él todavía estuviera en liza. Mientras dos tercios de sus diputados ya han anunciado que votarán a Sarkozy, Bayrou logró seguir navegando entre dos aguas y salir airoso con un discurso más concreto y una oratoria más efectista que la de Royal. Y cuando esta quiso aprovechar un punto de acuerdo para lanzarle un guiño --"es usted un gran defensor de mi pacto presidencial"--, la respuesta de Bayrou fue tajante: "Si todos los defensores son como yo, debería inquietarse".

El viraje al centro de Royal ya ha provocado roces en el seno de su partido. Un dirigente histórico, Henri Emmanuelli, ha propuesto crear un partido progresista con los partidos de la izquierda radical.