Excusas incondicionales" al primer ministro Tony Blair y la cabeza en bandeja del director general, Greg Dyke. La BBC tuvo ayer que doblegarse a las condiciones exigidas por el Gobierno, con el fin de cerrar la peor crisis vivida por la cadena pública de televisión en sus 82 años de historia. Dyke, uno de los principales destinatarios de las críticas del juez Hutton, no tuvo otra alternativa que presentar la renuncia, tal y como el día anterior hiciera el presidente de la BBC, Gavyn Davies.

A media mañana, un portavoz de Blair insistió en que el primer ministro seguía esperando disculpas por las "informaciones infundadas", lanzadas a través de la cadena el pasado mes de mayo por el periodista Andrew Gilligan. Estaba claro que el combativo comunicado realizado por el director general la noche anterior, reconociendo errores, pero reivindicando buena parte de la información del reportero, no era suficiente.

REUNION DE EMERGENCIA Finalmente y pensando en el futuro de la corporación, la junta de gobernadores, en una reunión de emergencia, sacrificó a Dyke, al mismo tiempo que su presidente provisional, Richard Ryder, presentaba las excusas exigidas por el Gobierno.

"En nombre de la BBC no dudo en pedir disculpas incondicionales por nuestros errores a quienes hayan podido ver sus reputaciones dañadas por ellos", declaró Ryder. Era el gesto que Blair estaba esperando. "Se había hecho una acusación muy seria. Ahora ha sido retirada. Eso era todo lo que yo quería", dijo. "Respeto completamente la independencia de la BBC y no tengo duda de que seguirá investigando e interrogando al Gobierno de manera apropiada. Creo que ahora podemos zanjar el asunto y seguir, la BBC con su trabajo y el Gobierno con el suyo", añadió el presidente provisional.

Tessa Jowell, la ministra de Cultura, negó que la cadena pública BBC hubiera sido humillada, opinión que no compartían los varios cientos de trabajadores de la cadena pública, que se concentraron espontáneamente a las puertas de los centros informativos protestando por la destitución de Dyke. Ni ellos ni la mayoría de los británicos consideran razonable el veredicto del caso Kelly.

APOYO A LA TELEVISION En el primer sondeo realizado después de la sentencia, elaborado por The Evening Standard , el 56% de los consultados considera injusto que la BBC haya cargado con la mayor parte de la culpa y el 49% cree que el informe del magistrado es un ejercicio de blanqueo para el Gobierno.

Lo que ahora le importa al juez Hutton es descubrir la mano desleal que filtró las conclusiones del informe al diario The Sun , chafándole la exclusiva mundial de sus revelaciones.

Hutton ordenó ayer "una investigación urgente", centrada en las seis partes involucradas en el caso, que recibieron copias del veredicto 24 horas antes de la publicación. También serán investigados los impresores del trabajo y el propio equipo del magistrado.