Además de los muertos, los centenares de miles de desplazados y la destrucción de sus infraestructuras, el Líbano tiene que afrontar un nuevo quebradero de cabeza debido a los bombardeos aéreos israelís: vertidos de combustible. El ministro de Medio Ambiente libanés, Yakub al Sarraf, apeló ayer a la solidaridad internacional para frenar la marea negra creada por la presencia en el litoral libanés de entre 10.000 y 30.000 toneladas de fuel, desastre ecológico causado por un ataque israelí contra una planta eléctrica en Jiyé, a unos 25 kilómetros al sur de Beirut.

"Nunca habíamos visto un vertido semejante en la historia del Líbano; es una gran catástrofe", advirtió Sarraf. Los ataques tuvieron lugar los pasados 13 y 15 de julio, y, aunque la fuga de combustible desde uno de los depósitos ha cesado ya, un segundo depósito sigue ardiendo y corre el peligro de explotar. En la página web del ministerio (www.moe.gov.lb) se detalla en un mapa el alcance de la marea negra, que ocupa una franja costera no continua de al menos 80 kilómetros desde el norte de Sidón. Según el ministerio, "la mayor parte del vertido se ha solidificado y se ha adherido a las rocas y a la arena de las playas". Dos equipos trabajan ya sobre el terreno en el Sporting Club de Beirut y en el resort turístico San Antoine, en el norte libanés.

SIN CAPACIDAD Pero el Líbano es un país que carece de la capacidad necesaria para hacer frente a un vertido de combustible de grandes proporciones y necesita ayuda del exterior. Según Sarraf, se espera próximamente la llegada de un avión desde Kuwait vía Siria. La UE también anunció que despacharía material y expertos. Pero el bloqueo marítimo y aéreo israelí sobre el Líbano dificulta la llegada de la ayuda necesaria para afrontar la marea negra.

"Ya he hecho un llamamiento a Gran Bretaña, a Italia, a España y a EEUU, todos ellos países que han sufrido una marea negra, para pedirles asistencia técnica, ya que nosotros no podemos actuar solos", adelantó Sarraf. El Gobierno libanés también ha advertido al Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP, por sus siglas en inglés), pero las tareas de limpieza solo podrán iniciarse una vez que cese la ofensiva militar israelí y costarán la cifra de entre 45 y 50 millones de dólares (de 35 a 39 millones de euros). Según el Gobierno libanés, la marea negra amenaza no solo a su país sino a naciones vecinas como Siria, Chipre o Israel.

MAS MUERTOS CIVILES Daños ecológicos aparte, los bombardeos israelís continuaron causando muertos entre la población civil. El parte de víctimas se elevó ayer al menos a 12 fallecidos en sendos ataques de la aviación israelí en las localidades de Nabatiyé y de Ain Arab, en el sur del país. La cadena televisiva LBC informó de que seis miembros de una misma familia perecieron al impactar un proyectil en un edificio. Otros seis murieron en un bombardeo contra la aldea de Ain Arab. Al menos 469 libaneses han muerto debido a los bombardeos israelís.

A pesar de que Beirut parece vivir noches más tranquilas en comparación con las primeras jornadas de ofensiva, en la noche del viernes al sábado, el conductor de un vehículo 4x4 salvó la vida de milagro pese a que un misil impactó de lleno en el vehículo que conducía en una avenida que separaba los barrios cristiano y chií de la capital libanesa. La víctima saltó del vehículo, carbonizado.