Enfrascado en su tarea de formar Gobierno, ayer llegaron malas noticias para Ariel Sharon desde Bélgica. El Tribunal de Casación de ese país anunció que la acusación de genocidio contra Sharon por la masacre de Sabra y Chatila puede continuar su proceso en los tribunales de ese país una vez que deje de ser primer ministro y pierda la inmunidad que le otorga el cargo.

El fallo del tribunal deja abierta la puerta a que supervivientes de la masacre de 1982 en esos dos campos de refugiados palestinos en el Líbano presenten cargos contra Sharon, que entonces era ministro de Defensa. Como réplica a la decisión judicial, Israel llamó ayer a consultas a su embajador en Bélgica.

La ley belga otorga competencia a sus jueces para juzgar crímenes contra la humanidad y de genocidio que hayan sucedido en cualquier parte del mundo. Sharon está acusado de haber permitido y planeado la masacre, efectuada por milicias cristianas libanesas. La decisión se produce después de que un fallo anterior de otro tribunal dispusiera que Sharon no podía ser encausado en Bélgica porque su cargo le otorga inmunidad.