La bestia negra del Kremlin, el magnate ruso Boris Berezovski, exiliado en Londres, declaró ayer que está preparando un "golpe palaciego" en Rusia para derrocar al régimen autoritario de Vladimir Putin. "Necesitamos usar la fuerza para cambiar este régimen. Resulta imposible cambiarlo mediante procedimientos democráticos. No habrá cambio sin fuerza, sin presión", dijo en una entrevista al diario británico The Guardian.

El magnate exiliado, de 61 años, afirmó que, para llevar a cabo la operación, cuenta con el apoyo de un grupo de políticos, de muy alto nivel en el Kremlin, descontentos con el retroceso de las reformas democráticas bajo Putin. El multimillonario precisó que financia a estas personas, cercanas al presidente, que están conspirando para llevar a cabo un golpe de Estado. Pero se cuidó de no dar nombres. "Su vida puede correr peligro si les descubren", explicó.

A la pregunta de si era cierto que realmente estaba detrás de una revolución por venir, el magnate respondió que era "absolutamente correcto". Estos comentarios provocaron ayer en Moscú una nueva explosión de ira hacia Berezovski.

El fiscal general ruso, Yuri Chaika, consideró que las afirmaciones del potentado eran una "llamada para hacerse con el poder violentamente" y abrió una nueva causa criminal contra Berezovski. En el 2003, Moscú ya había exigido su extradición por el presunto fraude de casi dos millones de euros.

PETICION DE EXTRADICION El Kremlin dejó claro ayer que intensificará sus presiones para forzar la extradición del magnate exiliado. "Berezovski se puso a sí mismo en una situación muy difícil al hacer declaraciones que no cuadran con el estatuto del exiliado político. También puso en una situación comprometida a Londres. Esperamos que las autoridades británicas no hagan oídos sordos", declaró el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.

Frente a la amenazante retórica rusa, Berezovski matizó ayer, en una declaración aparte, que estaba en contra de un "derramamiento de sangre". "Creo firmemente que, en violación de la legislación rusa, las autoridades del país suprimen la oposición e impiden el proceso democrático de la libre elección. Por tanto, apoyo el uso de otros métodos para forzar un cambio hacia la democracia. Sin embargo, quiero dejar claro que todos esos métodos serían sin derramamiento de sangre", afirmó.

Los comentarios de Berezovski causaron una indignación especial en el Kremlin porque aparecieron en la víspera de la Marcha de los Disidentes, prevista para hoy en Moscú y que los organizadores piensan llevar a cabo pese a las restricciones impuestas por las autoridades.

La protesta ha sido organizada por la principal fuerza de la oposición democrática a Putin, el Frente Civil Unido (FCU), cuyo líder es el excampeón de ajedrez Gari Kaspárov. Más de 10.000 militantes de la oposición y activistas de los derechos humanos participaron en las dos anteriores manifestaciones en Moscú y en San Petersburgo. A Moscú han llegado fuerzas antidisturbios de varias regiones rusas que tomaron ayer bajo su control la parte central de la capital.