El Gobierno de Alemania rechazó ayer las insistentes presiones de EEUU y de la dirección de la OTAN para que sus tropas desplegadas en Afganistán participen en operaciones militares en el sur del país. El secretario de Defensa, Robert Gates, ha enviado una carta a su homólogo alemán, Franz Josef Lung, exigiéndole que enviara a sus tropas a las provincias de Helmand y Kandahar, donde se concentra la actividad de los talibanes.

Presionado por una opinión pública cada vez más crítica con la presencia de la Bundeswehr en Asia Central, Jung respondió con un categórico no : "Aportamos nuestra contribución, tal y como prevé nuestro mandato votado por el Parlamento". Según filtraciones del Suddeutsche Zeitung , la misiva, escrita en términos "inusualmente groseros, exigía la puesta a disposición de unidades con helicópteros y tropas de combate, tales como paracaidistas". El Gobierno alemán recibió como una "ducha fría" el documento: "El compromiso de la Bundeswehr ha sido siempre alabado".

La otra demanda planteada por la Alianza Atlántica a las autoridades de Berlín es mucho más difícil de descartar, ya que está prevista en su mandato: reemplazar a Noruega al frente de una Fuerza de Reacción Rápida en el norte del país. Bélgica, por su parte, anunció que enviará más soldados.