Silvio Berlusconi y Romano Prodi necesitan hasta el último voto para ganar las elecciones legislativas, en las se puede votar hasta las tres de la tarde de hoy. Por eso, ayer, primer día electoral, la coalición conservadora del primer ministro, La Casa de las Libertades, y la centroizquierdista La Unión, miraron con lupa los índices de participación y cruzaron los dedos ante los millones de indecisos. A las siete de la tarde, el 52,1% de los electores habían votado, frente al 59% que lo hizo en el 2001, aunque entonces sólo se votó un día. La que parecía anoche una alta afluencia motivó a La Unión, que empezó a habilitar una plaza del centro de Roma para festejar hoy el triunfo de Prodi.

Prueba de la importancia que la participación tiene para los conservadores fue el titular de portada del diario del jefe del Gobierno, Il Giornale : "Votad, votad, votad". Según los cálculos de Berlusconi, una participación superior al 80%, similar a del 2001 (82,7%), le dará la victoria.

PROPAGANDA ILEGAL Para conseguirlo, el jefe del Gobierno está dispuesto a todo. El magnate rozó otra vez la ilegalidad al comprar la página cuatro del diario más vendido del país, La Gazetta dello Sport , para una publicidad en la que aparecía a hombros de jugadores de su equipo, el Milan AC. Ademas, los italianos recibieron ayer mensajes de texto SMS y mensajes de voz del primer ministro para arrimar el ascua a su sardina, provocando la queja oficial del centroizquierda. Berlusconi, en cambio, no hizo declaraciones cuando votó en Milán. Eso sí, acudió acompañado de su madre, Rosa. Un guiño electoral aceptable.

No hubo alto el fuego en el primer día en el que los italianos acudieron a las urnas después de que "ninguna coalición los ha hecho soñar", como editorializó el diario económico Il Sole 24 Ore . Tras cinco años de gestión, Berlusconi sabía que ya no era la prima donna . Los párrocos hicieron lo que pudieron por la causa al anular las procesiones callejeras porque en ellas, ayer domingo de Ramos, debían agitarse ramas de olivo, símbolo de la coalición progresista. La presencia de crucifijos en los centros electorales, habilitados en las escuelas --en Italia la ley permite la presencia de cruces--, causó problemas.

Los católicos, la mayoría del país, añoraron aquel amplio partido centrista que era la Democracia Cristiana y dudaron entre los democristianos de Pier Ferdinando Casini, en la coalición del primer ministro, y los de la Margarita de Francesco Rutelli, en el campo de Prodi. Tampoco eran ya para Il Cavaliere los votos de los exradicales de La Rosa en el Puño, que pueden convertirse en decisivos, al absorber a los berlusconianos desencantados.

EL RECUERDO DE 1948 A la entrada de un colegio cercano al Panteón de Roma, una cincuentona de izquierdas entonó ayer una canción popular sobre las primeras elecciones de la República, en 1948: "Te acuerdas de aquel 18 abril cuando votamos por los democristianos sin pensar en el mañana y arruinando a los jóvenes".

Esa fue una fecha de referencia de Berlusconi en su campaña, dado que entonces los italianos votaron masivamente por los democristianos frente a un fuerte Partido Comunista. Las dos Italias, que el primer ministro quiere volver a dominar gracias a la ley electoral aprobada hace sólo seis meses.

Pero la nueva normativa puede complicar el futuro político del país. Es casi seguro que La Unión que lidera Prodi, que no figura en ninguna lista electoral, logrará la mayoría de la Cámara de los Diputados. La incógnita es qué sucederá en el Senado, donde el centroderecha puede imponerse sin problemas. Según la ley, la misma coalición debe dominar las dos cámaras para formar Gobierno. Si la mayoría es diferente se puede plantear una coalición a la alemana, que todos descartan, un Ejecutivo de tecnócratas, que significa volver a la Italia de los años 90, o regresar a las urnas, una opción aceptada por todos.