El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, volvió ayer a sonrojar a media Italia al revelar la prensa unos comentarios ofensivos suyos contra la cancillera alemana, Angela Merkel, a quien calificó de "culo grasiento infollable" en una charla telefónica con un editor de prensa.

El insulto, difundido por los medios italianos, fue grabado el 13 de julio durante una investigación sobre un presunto caso de chantaje a Berlusconi. Surgió en la misma charla pinchada en la que este, agobiado por las críticas, tildó a Italia de "país de mierda" que le daba "ganas de vomitar". Su interlocutor, Valter Lavitola, implicado en el caso, está relacionado con la trama que facilitaba prostitutas en las fiestas sexuales conocidas como bunga-bunga .

Revelaciones previas de las transcripciones sugerían que Berlusconi no dedicaba en aquella época todos sus esfuerzos para afrontar la crisis de la deuda soberana italiana. Pero este último comentario, si se confirmara, supondría que el jefe de Gobierno italiano habría sido pillado insultando a la líder de un Estado que tiene el poder de rescatar a su propio país.

El insulto a Merkel no pasó desapercibido en Alemania. El sensacionalista Bild se preguntaba ayer: "¿Ha hecho Berlusconi chistes malos sobre Merkel?", aunque no se atrevió a reproducir la frase. Por su parte, Die Welt señaló que por ahora el comentario solo era un "rumor", pero subrayó que, de ser cierto, "sería una frase de tal vulgaridad que no podría ser puesta por escrito ni en alemán ni en italiano".

Ayer, el segundo revés a Berlusconi fue otra vez judicial. La jueza instructora de Milán Stefania Donadeo instó a la fiscalía a abrir un proceso contra él por la publicación de unas escuchas telefónicas ilícitas en Il Giornale , diario propiedad de su hermano Paolo. Los fiscales habían decidido archivar la parte relativa al mandatario, y habían pedido enjuiciar solo a Paolo, pero ahora deberán formular la petición de envío a juicio dentro de 10 días. Si el proceso se concreta, el mandatario tendrá cinco procesos pendientes al sumarse a los de Mediaset, Mediatrade, Mills y el de la menor marroquí Ruby.

REGALO

Las escuchas de Il Giornale fueron un regalo de Navidad del 2005 para Berlusconi, previo a las generales del 2006. Aquella tarde el técnico Roberto Raffaelli, a quien el juez había confiado el pinchazo de varios teléfonos, llegó a la villa del primer ministro en Milán. Traía la grabación de una charla entre Piero Fassino, entonces secretario del progresista Partido Democrático (PD) y Giovanni Consorte, manager de Unipol, conglomerado bancario y de seguros vinculado al PD. Consorte anunciaba a Fassino que "el partido" estaba por hacerse con el control de la Banca Nazionale del Lavoro (BNL).

"¡Entonces tenemos un banco!", exclamó Fassino. Fue una bomba política y la frase pasó a la historia de la sátira italiana tras publicarla Il Giornale . Según los analistas, la exclusiva desvió decenas de miles de votos del PD a otras formaciones. Sin embargo, la conversación no había sido aún transcrita, por lo que solo una traición profesional de Raffaelli podía haberla sacado al exterior. Este y un colaborador suyo ya han sido condenados.