La prensa italiana publicó ayer nuevos detalles sobre las fiestas con chicas celebradas en las residencias del primer ministro, Silvio Berlusconi, así como los métodos utilizados para reclutarlas. Algunos intelectuales conservadores han empezado a pedir al jefe del Ejecutivo que acabe con su "corte", "cierre sus villas" y "admita los errores cometidos" y que lo haga, además, en un discurso a la nación.

Después del caso de la prostituta de lujo Patrizia D´Addario, otra joven, Barbara Montereale, de 23 años, explicó ayer en la televisión del diario La Repubblica detalles de las fiestas a las que asistió en las residencias del primer ministro. "Yo soy una modelo y cuando puedo hago la chica-imagen, pero no soy una escort (acompañante íntima de pago)", afirmó la joven, que juró por su hija que su trabajo no incluyó mantener relaciones sexuales. "Lo más obsceno que me hizo Silvio fue darme un beso en la frente", añadió. Admitió, sin embargo, que el primer ministro le entregó un sobre con 10.000 euros en metálico cuando le explicó lo mal que lo estaba pasando en la vida.

RELACIONES SEXUALES "Defenderé a Berlusconi hasta la muerte", enfatizó Montereale. Según aseguró, fue a través de su íntima amiga D´Addario como recibió la primera invitación para acudir a una cena en el Palazzo Grazzioli, la residencia romana de Berlusconi. Montereale dijo que su amiga le explicó al día siguiente que había pasado la noche con Berlusconi. "Me contó que había mantenido relaciones sexuales con el primer ministro y que no había cobrado, pero que no le importaba, ya que lo que le interesaba es que le echara una mano para construir una residencia", dijo.

Montereale asistió también a la mansión que tiene Berlusconi en Cerdeña. Entre las invitadas, reconoció a chicas que trabajan en el grupo televisivo propiedad del primer ministro. "Todas le llamaban Papi ", afirmó. Y explicó que las fiestas consistían en "bailes, cantos y coreografías de chicas morenas y rubias".

La Reppublica describió ayer los videos que grabó de la fiesta D´Addario. En una de las escenas más picantes, Berlusconi dice a la chica que le espere "en la cama grande". Según varios diarios italianos, el mandatario planea vender Villa Certosa, al considerar que ha sido "profanada" por las imágenes del fotógrafo Antonello Zappadu.