Silvio Berlusconi deberá responder ante la justicia. El Tribunal Constitucional invalidó ayer algunos puntos de la ley de legítimo impedimento, aprobada por el Gobierno de Il Cavaliere en abril y que permitía al mandatario evitar presentarse, durante 18 meses, como imputado en juicios que tiene pendientes.

Según el veredicto de los 15 jueces del más alto tribunal del país, adoptado por 12 votos a favor y 3 en contra tras 5 horas de debate, el escudo protector que tenía Berlusconi --que suspendía todos los procesos que tenía pendientes-- atenta contra el artículo 3 de la Constitución, que reconoce el principio de igualdad ante la ley de todos los italianos.

Lo que se traduce en que, en teoría, el primer ministro italiano se sentará en el banquillo de los acusados para responder de varios presuntos delitos, incluido el de sobornar a un abogado para que diera falso testimonio a su favor en dos juicios contra él.

PRESCRIPCION Sin embargo, en la práctica, los seguidores de Berlusconi están convencidos de que muchos de estos juicios podrían prescribir. Aun así, según el dictamen del Constitucional, Berlusconi ya no puede invocar de forma "automática" el legítimo impedimento a comparecer ante la justicia, sino que es competencia del juez que le investiga decidir si el mandatario puede acogerse o no a esa posibilidad. De aquí que se trate de una invalidación parcial.

De hecho, en caso de que Berlusconi no obtenga su inmunidad, podrá apelar "todas las veces" que quiera al Constitucional, lo cual transforma a este tribunal en una especie de árbitro de los juicios del mandatario, como explicó ayer el experto en Derecho Constitucional y senador del Partido Demócrata, Stefano Ceccanti.

El exfiscal y opositor Luigi de Magistris, eurodiputado del partido de la Italia de los Valores (IDV), afirmó, por su lado, que ahora el mandatario es "de nuevo un ciudadano sujeto a la ley".

El vicepresidente de la Cámara de Diputados, Osvaldo Napoli, del partido de Berlusconi, aseguró que el tribunal ha actuado como Poncio Pilato, el procurador de la provincia romana de Judea que sentenció a muerte a Jesús tras lavarse las manos.

En todo caso, el pasado miércoles el primer ministro italiano calificó de "ridículas" las acusaciones de corrupción, fraude fiscal y apropiación indebida que le imputan. "Los jueces son una patología, una enfermedad, y ya he jurado en el pasado por mis hijos y nietos que soy inocente", afirmó Berlusconi.