Sobrevivió. Tras una intensa jornada en la que no faltaron los golpes bajos y el fuego amigo, Silvio Berlusconi evitó ayer la caída de su Gobierno al obtener el voto de confianza del Congreso en una votación que puso en evidencia el peso político de su antiguo aliado, Gianfranco Fini.

Con 342 votos a favor y 275 en contra y 3 abstenciones, el Congreso aprobó la moción de confianza que Berlusconi había pedido tras la dura ruptura en julio con Fini, lo que le garantiza poder seguir gobernando, de momento, con el suficiente respaldo parlamentario.

Se escribe así otro capítulo en la crisis que afecta al Ejecutivo de centroderecha italiano, al que muchos analistas ven en un limbo a la espera de que Berlusconi se prepare para unas eventuales elecciones anticipadas en el 2011, sin depender de Fini. "Creo que votaremos en marzo", coincidió el ministro de Interior, Roberto Maroni.

"El margen que tenemos es estrecho", admitió ayer Umberto Bossi, líder del otro grande aliado de Berlusconi, la Liga Norte (LN), refiriéndose así a que los 35 diputados de Fini son imprescindibles para alcanzar los 316 que garantizan al Ejecutivo la mayoría absoluta en el Congreso.

ANUNCIO DE FINI Una prueba de esta delicada situación fue el anuncio ayer de Fini, por sorpresa y en paralelo al debate en el Congreso, de que fundará un nuevo partido político, en el que se aglutinarían entre otros sus 45 parlamentarios (35 en el Congreso y 10 en el Senado).

De igual modo, en su intervención antes de la votación, un Berlusconi moderado, irreconocible respecto a la crispación generada en los días anteriores, leyó un programa de Gobierno en el que no faltaron eslóganes ("bajaré los impuestos") y en el que pidió apoyo para evitar a Italia "la inestabilidad" política.

Asimismo, en los 52 minutos que duró su discurso, Berlusconi apeló "al sentido de responsabilidad de todos" para "poner en primer plano el empeño común y el interés nacional". "El odio acumulado --remarcó-- divide al país". Y añadió: "La gente no quiere ver peleas entre las fuerzas políticas, sino que prefiere verlas trabajando para sacar adelante el país", dijo Berlusconi.

REFORMA DE LA JUSTICIA En este tono moderado, defendió su gestión de la crisis económica, su lucha contra la delincuencia organizada y pidió un escudo fiscal para los cuatro cargos más altos del Estado. Fini insistió que entre los puntos más polémicos se encuentra justamente la cuestión de la reforma de Justicia que quiere llevar adelante el Ejecutivo y que sus detractores ven como un expendiente para evitar los juicios que Il Cavaliere tiene pendientes en los tribunales.

Por su parte, representantes de la oposición de centroizquierda pusieron durante toda la jornada el grito en el cielo y se mostraron críticos con Berlusconi. Entre otros, Pierluigi Bersani, líder del Partido Democrático (PD). Le acusó de "corrupción" por el presunto cambio de voto a última hora de algunos diputados que se pasaron de bando.

"Así se puede obtener la confianza un día pero no se puede gobernar", remató su compañero de partido Dario Franceschini. "Es una serpiente de cascabel" y "un violador de la democracia", dijo, a su vez, el líder de Italia de los Valores, el exmagistrado Antonio di Pietro.