Birmania ha votado en masa este domingo en unos comicios que se espera que revalide en el cargo la actual líder, Aung San Suu Kyi, muy popular en el país pero criticada internacionalmente por la crisis de la minoría de los rohingyas. Son los segundos comicios en 10 años, desde que en el 2011 se disolviera la Junta militar que gobernó el país durante medio siglo y se inició una peculiar transición desde la dictadura a lo que los generales bautizaron como una "democracia disciplinada".

Desde primera hora, millones de votante han hecho largas colas ante los colegios electorales con medidas de seguridad sanitaria para impedir la propagación de la covid-19, ya que el país está sufriendo una segunda oleada, con más de 60.000 casos detectados. Los birmanos han podido elegir entre 93 partidos y, aunque los resultados oficiales tardarán varios días en ser conocidos, pocos tienen dudas de que, al igual que en los comicios de 2015, el vencedor será la Liga Nacional Para la Democracia (LND), encabezada por nobel del paz Aung San Suu Kyi.

Sin embargo, el fracaso de Suu Kyi en conciliar a las minorías étnicas de la periferia del país, algunas en guerra con el Gobierno central desde hace décadas, podría provocar que algunos de las decenas de partidos etnonacionalistas regionales ganaran más escaños en el Parlamento que en los comicios anteriores.

Debido a los conflictos, las elecciones han sido canceladas en 51 circunscripciones, lo que va a dejar sin votar a en torno a 1,5 millones de personas, la mayoría de ellas en el estado de Arakán (en el oeste), escenario desde hace dos años de un encarnizado conflicto entre las Fuerzas Armadas y el Ejército de Arakán, guerrilla de los rakáin, etnia budista mayoritaria en el estado.

Influencia del Ejército

Suu Kyi - Madre Suu, como se la conoce popularmente-, como gobierna con el cargo de consejera de estado, diseñado expresamente para sortear un artículo de la Constitución -aprobada en 2008 por los uniformados-, que veda la presidencia a quienes tengan parientes inmediatos extranjeros, lo que es su caso, ya que sus dos hijos tienen la nacionalidad británica.

A sus 75 años, Suu Kyi, votó el pasado 29 de octubre, al igual que numerosos mayores de 60 años a los que se dio la oportunidad de dar su voto por anticipado para evitar contagios del coronavirus. Quien votó este domingo fue el presidente birmano, Win Myin. También el jefe del poderoso Ejército birmano, Min Aung Hlaing.

Los militares están organizados entorno al Partido de la Solidaridad y el Desarrollo de la Unión (USDP), creado por los generales que lideraban la dictadura militar, que en las anteriores elecciones solo obtuvo un 10% de los escaños en liza.

Sin embargo, la Constitución de 2008, redactada por la Junta militar entonces en el poder, asegura que el Ejército mantenga una enorme influencia política, ya que cuenta con el 25% de los escaños del Parlamento, el control de tres ministerios clave (Interior, Defensa y Fronteras) y una autonomía prácticamente total con respecto al Gobierno civil, a pesar de los intentos infructuosos del Gobierno de Suu Kyi por cambiarla.

La exclusión de los rohingyas

Los grandes excluidos de estas elecciones han sido los rohingyas, medio millón de personas a los que en su mayor parte el Gobierno arrebató la ciudadanía a principios de los 90 y ha sometido durante décadas a un régimen de discriminación por considerarlos inmigrantes ilegales de Bangladés, a pesar de haber vivido en el país por generaciones.

Los rohinyás, predominantemente musulmanes en un país de mayoría budista, ya no pudieron votar en las elecciones de 2015, y en esta ocasión tampoco han podido hacerlo. Además, las autoridades rechazaron las candidaturas de cinco de ellos, miembros del Partido para la Democracia y los Derechos Humanos (PDDH).

"La exclusión de los rohinyás en las elecciones es una prueba evidente de discriminación, supresión y apartheid. Por lo tanto, no es posible reconocer las elecciones en Myanmar (como se conoce también Birmania) como libres, justas, inclusivas y creíbles", denunció el PDDH en un comunicado emitido durante la jornada electoral.