La oficina del fiscal federal en Raleigh (Carolina del Norte) investiga junto al Pentágono y el Departamento de Estado de EEUU si empleados de la firma de seguridad privada Blackwater introdujeron armas de contrabando en Irak que pueden haber acabado en manos de una organización terrorista tras ser vendidas en el mercado negro.

Dos exempleados de Blackwater, Kenneth Cashwell y William Grumiaux, que se declararon culpables a principios de año de posesión de armas robadas y vendidas en el exterior, cooperan con las autoridades. También el Ministerio del Interior iraquí anunció ayer la ampliación de la investigación para aclarar la muerte de al menos 11 civiles el domingo en un tiroteo en el que participaron agentes de Blackwater, que el viernes volvió a custodiar a personal estadounidense en Bagdad tras haber estado suspendida durante unos días.

Según el portavoz de Interior, la empresa ha estado implicada en otros seis incidentes en Irak en los últimos siete meses "que demuestran que Blackwater tiene un expediente criminal".