Horas después de que el rehén británico en manos de Al Qaeda, Keneth Bigley, apareciera en las pantallas de televisión implorando al primer ministro británico, Tony Blair, que le salvara la vida, el Gobierno de Londres respondió al ruego con una tajante negativa a negociar con extremistas. El ministro de Exteriores británico, Jack Straw, lamentó "la situación horrorosa en que han puesto a Bigley estos terroristas perversos", pero reiteró que el Ejecutivo no conversaría con secuestradores: "Lamento decir que esto no altera la posición del Gobierno".

En Holanda, Paul Bigley, hermano del ingeniero secuestrado, acusó a la Administración de Bush de sabotear "la liberación de tres presos iraquís", dos hombres y una mujer, ordenada por un juez iraquí, lo que hubiera podido satisfacer a los captores.

JORNADA DE TENSION En el Reino Unido se vivió ayer una nueva jornada de tensión, a la espera de noticias sobre la suerte del ingeniero secuestrado. Blair conversó por segunda vez con la familia del rehén, aunque el contenido del diálogo no fue hecho público por tratarse de un asunto "privado", según precisó un portavoz de Downing Street.

Desde distintos lugares del mundo, los familiares del cautivo multiplicaron sus apariciones en los medios de comunicación implorando a los secuestrados que no le maten. Desde Tailandia lo hizo Sombat, la esposa de Bigley: "Apelo a su misericordia y le suplico que lo liberen para que pueda estar de nuevo con él y pueda reencontrarse con su familia en Inglaterra". Desde Liverpool lo hizo la madre del rehén que, dado lo avanzado de su edad, 86 años, se había mantenido al margen de la prensa. Con una voz apenas audible, entrecortada por las lágrimas, la anciana sólo suplicó que le devolvieran a su hijo.

Un sufrimiento similar atraviesan en Italia los familiares de Simona Torretta y Simona Pari, las dos cooperantes italianas secuestradas en Bagdad el 7 de septiembre. Ayer por la mañana el grupo integrista iraquí, Ansar Al Zauahiri, anunció que había cortado "con un cuchillo" las cabezas de las rehenes.

El comunicado, aparecido en una web, fue calificado de "escasamente fiable" por los servicios secretos italianos, lo que empujó al Gobierno de Roma a calificar de "terrorismo mediático" el anuncio de la ejecución.

COMUNICACION RADICAL Durante la madrugada de ayer, otro grupo, denominado Organización de la Guerra Santa, había anunciado la muerte de las dos cooperantes italianas.

Tan solo 24 horas antes el Comité de Ulemas, máxima autoridad religiosa suní de Irak, había comunicado que las dos mujeres estaban con vida, mientras el contraespionaje italiano filtró a la prensa que había establecido un "contacto útil".

Contrariamente a lo sucedido con todos los demás secuestros en Irak, en el caso de las dos italianas no se ha facilitado una prueba fehaciente, como un vídeo o una foto, de que las rehenes se encontraran con vida.