El ex primer ministro Tony Blair se ofreció a entrevistarse en secreto con los líderes del IRA para evitar que el proceso de paz de Irlanda del Norte fracasara por el tema de las armas ilegales en poder de esa organización.

Así lo revela el que fue su jefe de gabinete, Jonathan Powell, en su nuevo libro "Great Hatred, Little Room: Making Peace in Northern Ireland" (Mucho odio y poco espacio: Haciendo la paz en Irlanda del Norte) del que ha comenzado a publicar extractos el diario británico "The Guardian".

Según Powell, Blair estaba dispuesto a convertirse en el primer líder de un gran país occidental en reunirse con los jefes de una organización terrorista, siguiendo un consejo que le dio Bill Clinton después de abandonar la Casa Blanca.

El dirigente laborista, afirma Powell, buscó insistentemente una entrevista con la dirección militar del IRA para persuadir a sus miembros de que les convenía desarmarse y firmar un acuerdo de paz. "Tony (Blair) estaba convencido de su poder de persuasión sobre la gente. Tres o cuatro veces le indicó a Gerry Adams que le gustaría entrevistarse con el Consejo Militar del IRA", recuerda Powell.

"Gerry Adams (presidente de Sinn Féin) le dijo la primera vez: "Bueno, no estoy tan seguro de eso", y en otra ocasión le respondió: "Sí, tal vez", pero finalmente no salió nada", agrega. La revelación de que Blair trató de ganarse a la dirección de la organización terrorista que intentó asesinar a sus dos predecesores inmediatos en Downing Street -los conservadores Margaret Thatcher y John Major- es el mejor ejemplo de la determinación de Blair de sacar a los republicanos irlandeses de la clandestinidad.

El libro revela, entre otras cosas, que Blair con motivo del acuerdo de Viernes Santo de 1998, Blair propuso en secreto a Adams poner en libertad a los presos del IRA al cabo de un año aunque públicamente dijo que estaba dispuesto a soltarlos después de dos años.

Powell cuenta también que él mismo mantuvo una serie de reuniones secretas con los líderes del Sinn Fein, Martin McGuinness y Gerry Adams, para las que se dejó conducir en coche por republicanos que dieron toda una serie de rodeos hasta los barrios católicos para evitar ser detectados. Otra revelación es que Blair corrigió personalmente en su residencia campestre de Chequers el borrador de un comunicado del IRA en presencia de Adams en el 2003 y Powell redactó los borradores de varios comunicados de esa organización.

El líder laborista estaba dispuesto a enfrentarse a la dirección del Ejército británico por la negativa inicial de esta última a retirar las torres de vigilancia de la zona fuertemente republicana de South Armagh. El jefe del Ejército británico en Irlanda del Norte amenazaba con dimitir si el Gobierno insistía en retirar esas torres aunque finalmente se llegó a un acuerdo.

Powell revela asimismo la identidad del líder del IRA que decidió el desarme de su organización al explicar que no habría habido un acuerdo de paz sin la anuencia de Brian Keenan. El ex jefe de gabinete de Blair describe a éste como "la mayor amenaza para el Estado británico" cuando estaba al frente de la campaña terrorista del IRA.

Según Powell, Adams y McGuinness le explicaron a Blair en varias ocasiones que el IRA no podía deshacerse de sus armas porque sus miembros estaban amenazados por la facción disidente conocida como el IRA Real.

Powell cuenta también que después de su primera reunión con Blair en el número 10 de Downing Street, Gerry Adams le dijo en privado a Blair que estaba comprometido seriamente con el proceso de paz, pero que mismo tiempo estaba decidido a ser el primer líder republicano en la historia irlandesa en evitar una gran escisión.

"Adams le dijo a Tony que podía provocar una escisión en el movimiento en cualquier momento, pero que su objetivo era arrastrarlos a todos y su tarea consistía en persuadirlos día a día", señala el jefe de gabinete del ex primer ministro.