El Gobierno de Tony Blair pidió disculpas a los servicios secretos británicos por haber manchado su reputación al haber incluido errores en un informe, supuestamente confidencial, sobre las armas de destrucción masiva en Irak. Varias páginas del documento, divulgado el pasado mes de febrero y atribuido de forma imprecisa a los servicios secretos y a otras fuentes, habían sido copiadas, como se supo más tarde, de una tesis publicada hacía 12 años por un estudiante norteamericano.

Downing Street confirmó ayer que Alastair Campbell, jefe de Comunicación del primer ministro, escribió a la dirección de los servicios secretos, prometiendo que "se extremarían las precauciones" para evitar errores que pudieran desprestigiar la reputación de los cuerpos de espionaje.

"Expliqué a los responsables de ese documento que no se habían alcanzado los niveles de precisión adecuados", indicó Alastair Campbell a The Sunday Telegraph. La carta fue dirigida al jefe del MI6, Richard Dearlove. La existencia de la nota muestra las tensas relaciones de Tony Blair con los servicios secretos.

Otro periódico londinense, The Independent on Sunday aseguró ayer que algunos agentes secretos disponen de pruebas que demostrarían las presiones que han recibido del Gobierno sobre el dosier de Irak. Puede tratarse de los mismos funcionarios que hace unos días acusaron al equipo de Blair de exagerar la información cuando se aseguró que en 45 minutos Sadam Husein podía lanzar un ataque con armas químicas y biológicas. La semana pasada, un miembro del Gabinete, John Reid, calificó como "canallas" a los espías que filtran informaciones.

Entretanto, siete expertos de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), continuaron ayer con la tarea de inspeccionar las instalaciones de Tuwaita para verificar si, durante los saqueos, se produjo el robo de material radiactivo.

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En Bagdad, la radio anglo-norteamericana conminó a la población civil a denunciar a los responsables de los últimos ataques contra las fuerzas ocupantes, informa France Presse. Las fuerzas de la coalición arrestaron ayer en Mosul, en el norte del país, a seis personas, entre las cuales se encontraba un antiguo dirigente del ahora prohibido partido Baaz, bajo la sospecha de haber planificado ataques contra los militares norteamericanos.

Mientras los 29 soldados alemanes que fueron heridos el sábado en el atentado en Kabul eran repatriados ayer hacia su país, un portavoz de la fuerza internacional en Afganistán aseguró que ésta conocía el riesgo de que hubiera un atentado en la capital. "La amenaza de un atentado con coche bomba existía desde hacía meses", aseguró el portavoz de la fuerza militar, el coronel Thomas Löbborring.