Tony Blair pretende imponer nuevas restricciones a la entrada de inmigrantes que deseen instalarse permanentemente en el Reino Unido. El plan que hoy desvelará el ministro de Interior, Charles Clarke, propone un sistema de puntos, similar al de Australia, por el que sólo obtendrán permiso de residencia permanente los inmigrantes cualificados laboralmente.

Profesores, médicos y otros profesionales formarían parte de la lista de los extranjeros aceptables, pero aquellos cuyos servicios no sean necesarios podrían verse obligados a dejar el país una vez que expiren sus permisos. Hasta el momento, los trabajadores que han vivido en el Reino Unido sin problemas durante cuatro años gozaban casi automáticamente del derecho a quedarse.

"CARGA SOCIAL" Los refugiados políticos, por otra parte, temen ver revocado su permiso de residencia permanente en caso de que el Gobierno considere que no corren peligro retornando a su país de origen. "Los inmigrantes económicos son de un gran valor para este país", declaró ayer Clarke a la BBC. "No pueden convertirse en una carga para la sociedad", añadió.