El Gobierno de Tony Blair planea imponer un impuesto de 700 euros a los inmigrantes que quieran trabajar, estudiar o reunirse con su familia en el Reino Unido. La tasa figura en el proyecto de ley de inmigración y asilo, y afectará a 900.000 extranjeros que cada año entran en el país. El importe vendrá a sumarse a los 175 euros que se pagan por cada permiso de trabajo o estudios.