El primer ministro británico, el laborista Tony Blair, tendrá que responder a las preguntas sobre sus responsabilidades en el caso Kelly. El primer ministro será llamado a declarar en la investigación judicial sobre las circunstancias que rodearon el suicidio del científico asesor del Gobierno, confidente de la BBC. Blair testificará, pero no se plantea la dimisión.

El jefe del ejecutivo británico, que ayer se hallaba de visita en Seúl, confirmó su comparecencia ante el juez Brian Hutton, encargado de las pesquisas, que se prolongarán presumiblemente hasta finales de septiembre. Ese plazo proporcionará al equipo de Downing Street un cierto margen de maniobra para recuperar el control de la situación y tratar de remontar la crisis.

En una entrevista con la cadena de televisión Sky News, Blair negó que fuera a dimitir y desestimó las peticiones, incluida la de la diputada laborista Glenda Jackson, que exigen su salida del Gobierno, tras el escándalo Kelly. "En este trabajo tienes que tener las espaldas muy anchas y yo las tengo", declaró Blair, quien también rechazó la propuesta de interrumpir la gira que lleva a cabo por el Lejano Oriente.

DESAIRE A LA OPOSICION

El líder de la oposición conservadora, Iain Duncan Smith, había solicitado la convocatoria extraordinaria del Parlamento, cerrado por vacaciones desde la pasada semana, pero Blair tampoco accederá a ello. "No sería adecuado convocar al Parlamento porque eso generaría más llamas que luz", afirmó. "Creo que debemos tener un periodo de reflexión y un periodo en el que el juez pueda llevar a cabo la investigación", añadió. Lord Hutton, encargado de la misión, hará hoy públicos los procedimientos que piensa utilizar. Blair se comprometió a poner todas las pruebas en manos del magistrado.