Finalmente ha sido el jefe de los inspectores de la ONU, Hans Blix, quien ha dado un ultimátum al presidente iraquí, Sadam Husein. Una semana después de presentar el ambiguo informe que permitió la división en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, el inspector jefe del organismo internacional ha ordenado a Irak que empiece a destruir sus misiles Al Samud 2 y el equipamiento asociado a ese armamento. Y ha puesto una fecha límite para iniciar esa destrucción: el 1 de marzo.

DESAFIO A LA ONU

El mensaje de Blix es un punto de inflexión. Y es que si Husein incumple las demandas, su falta de colaboración activa podría interpretarse como el desafío de una orden de la ONU. Así, supondría un apoyo para el argumento defendido por EEUU y el Reino Unido de que Bagdad no tiene intención de desarmarse, una violación de las demandas de Naciones Unidas sobre las que Washington y Londres estudian construir su segunda resolución.

El ultimátum de Blix llegó el viernes en forma de una carta entregada al general Amir al-Saadi, máximo responsable de armamento del Gobierno de Bagdad. En la misiva, Blix se refirió a docenas de misiles que, tal y como aseguró el 14 de febrero ante el Consejo de Seguridad, tienen un alcance superior a 150 kilómetros, excediendo los límites impuestos tras la guerra del golfo Pérsico. Irak ya ha empezado a desplegar esos misiles como parte de su defensa ante un potencial ataque.

COMBUSTIBLE Y LANZADERAS

Blix pide que se destruyan "todos los misiles Al Samud y las cabezas desplegadas". También exige a Irak que se deshaga de todos los componentes relacionados con esos misiles, incluyendo el combustible, las lanzaderas y más de 380 motores de misiles Volga SA 2 que Bagdad importó violando el embargo de armas impuesto por la ONU. Naciones Unidas será la encargada de "seleccionar el método de destrucción". Asimismo, las demandas incluyen la destrucción de componentes que en los años 90 se usaron para desarrollar el también prohibido programa de misiles Badr 2000.