Los 1 de mayo suelen ser noticia en la Bolivia de Evo Morales. Esta vez, el presidente no ha anunciado una nacionalización de una empresa extranjera sino un capítulo más del enfrentamiento con Washington, al expulsar del país a la Agencia de EEUU para el Desarrollo Internacional (USAID). Morales la ha acusado de supuesta injerencia política en los sindicatos campesinos y otras organizaciones sociales, a las que busca influenciar "a cambio de limosnas"."Se va USAID de Bolivia, pido al hermano canciller [David Choquehuanca] comunicarlo inmediatamente a la embajada de Estados Unidos", ha dicho. La USAID llegó a Bolivia en 1964, en plena guerra fría, e impulsó proyectos en salud, desarrollo sostenible y medio ambiente. La izquierda boliviana siempre la vio con desconfianza. Morales lo ha recordado al fundamentar su decisión.

"Seguramente pensarán todavía que aquí se puede manipular políticamente, económicamente [a los bolivianos], esos son tiempos pasados". El exdirigente cocalero ha asegurado que el Estado suplirá los programas que venía financiando esa agencia. "Pero no con fines políticos, sino con fines sociales".

"Seremos un pequeño país, pero igual merecemos respeto", ha dicho Morales. Cuatro años antes, y en su momento político más delicado, el Gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS) había hecho lo mismo con la agencia antinarcóticos estadounidense, la DEA, por presuntas actividades conspirativas. Según el presidente, desde entonces Bolivia está mucho mejor y enfrenta con sus propios recursos el problema del narcotráfico.