"¿Quieren meterme miedo? No tengo miedo a nada ni nadie. Y no debemos temer: somos mayoría". El presidente boliviano, Evo Morales, ratificó ayer así su decisión de no ceder ante seis de nueve de los departamentos (regiones) de este país que iniciaron un paro de 48 horas como rechazo a la nueva Constitución aprobada en un cuartel de Sucre por el partido del presidente, el Movimiento al Socialismo (MAS), y sin presencia opositora. Los detractores sostienen que agrava la fractura del país andino.

La región de Santa Cruz se ha puesto otra vez a la cabeza de las movilizaciones. La acompañan Beni, Pando, Tarija, Cochabamba y Chuquisaca. Juntas, estas regiones forman la llamada "media luna" y suman el 80% del PIB. Del "otro lado", al este, quedaron otra vez La Paz, Oruro y Potosí. No solo son más pobres, sino indígenas en su mayoría.

Mientras que en Santa Cruz se hablaba de un "éxito total" de la protesta, el portavoz presidencial, Alex Contreras, la consideró "parcial" y "política". La mayor efervescencia se vivió en Santa Cruz. "Evo colla (indio) maldito", "Títere de Chávez", se leía en algunas paredes.

CARTA AUTONOMICA Los ciudadanos de Santa Cruz impulsan una Carta Constitucional Autonómica que se desmarca del texto aprobado por el MAS en Sucre sin la presencia opositora.

El proyecto de Morales ha partido el país. Unos le reprochan que abra las puertas de la reelección presidencial permanente. Otros critican la creación de 36 autonomías indígenas con Gobierno y territorio propios. Otros, citan el control del Estado en los medios de comunicación.