El Gobierno de Brasil aumentará la supervisión de organizaciones no gubernamentales que trabajan en el país y controlará los fondos públicos entregados a esos grupos, dijo el secretario de Gobierno, Carlos dos Santos Cruz, en una entrevista publicada en medios locales.

Cruz dijo que la iniciativa ayudará a determinar si las organizaciones están cumpliendo con su papel de realizar obras que complementen las acciones del Gobierno. En tanto, el presidente de extrema derecha Jair Bolsonaro afirmó que el financiamiento para ONGs será controlado en forma rígida.

Los comentarios de Cruz, publicados en el portal de noticias G1, fueron formulados tras la emisión de una orden ejecutiva la semana pasada que dio al nuevo Gobierno poderes potencialmente muy amplios y restrictivos sobre organizaciones no gubernamentales.

BUEN USO DE LOS RECURSOS

La intención del Gobierno es optimizar el uso de fondos públicos y traer más beneficios a la gente a la que ayudan las ONGs, afirmó Cruz, que negó que la intención sea restringir su actividad. El plan es no interferir en la vida de las organizaciones o restringir alguna cosa. Pero es dinero público. Tiene que haber transparencia y tiene que haber resultados, sostuvo.

Líderes de oenegés que operan en Brasil, como el director de la división de Human Rights Watch en América, José Miguel Vivanco, dijo que el decreto sobre las ONGs podría ser visto en forma positiva, aunque también manifestó preocupaciones.

Si las nuevas reglas facilitan una relación constructiva entre grupos de la sociedad civil internacional y el Gobierno, eso es positivo. Sin embargo, Vivanco dijo que también le preocupa ver qué tan lejos irá el gobierno de Bolsonaro en la monitorización de grupos.

El decreto temporal de Bolsonaro, que expirará a menos que sea ratificado dentro de 120 días por el Congreso, da a la oficina de Cruz el poder de supervisar, controlar, monitorizar y acompañar las actividades y acciones de organizaciones internacionales y organizaciones no gubernamentales en el territorio nacional.