"Nadie va a obstaculizar mi derecho de ir y venir", dijo el presidente brasileño Jair Bolsonaro en desafío a una cuarentena que busca reducir la tasa letal del COVID-19. El mismo día en que se reportaron 115 muertos, llevando la cantidad de decesos a 1056 y los infectados a 19.638, el capitán retirado se pavoneó por las calles de Brasilia, la capital del gigante sudamericano, en abierto desafío a las medidas de aislamiento social. En un momento de su recorrido, Bolsonaro debió sentir una picazón en su nariz y, de manera mecánica, se la frotó con su mano, la misma mano que extendió luego para saludar a una anciana y un hombre. Algunos lo vivaron a las puertas del Hospital de las Fuerzas Armadas. Muchos lo insultaron. Su actitud mereció repudios en las redes sociales.

El número de fallecimientos por coronavirus ya ha superado el pronóstico del presidente quien, el pasado 22 de marzo aseguró imperturbable que la pandemia provocaría menos de 800 óbitos. El COVID-19 ha demostrado ser más letal entre los afrobrasileños que entre los blancos, de acuerdo con el Ministerio de Salud.

A la vez se conoció que un joven de la comunidad originaria yanomami perdió la vida pocos días después de que se comprobara su infección. Era nativo de la aldea Rehebe, y vivía a 87 kilómetros de Boa Vista, la capital del estado nordestino de Roraima. La semana pasada se había detectado el contagio de una mujer de 20 años de la tribu Kokama, cerca de la frontera con Colombia y a unos 800 kilómetros de la ciudad amazónica de Manaos​. En esa ocasión, el Fórum Nacional Permanente en Defensa de la Amazonía, que integra a más de 100 pueblos indígenas, le reclamaron a Bolsonaro que adopte medidas de prevención y asistencia ante el "gravísimo escenario" que se avecinaba ​. "Dependemos de la voluntad y competencia políticas de los gobernantes para mitigar los daños de esta pandemia", señalaron.

MÁS CRÍTICAS

Las declaraciones del capitán retirado así como el tono de su enfrentamiento con los estados que han decretado la cuarentena y la disputa pública que mantiene con el ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, son objeto de constantes y demoledoras críticas periodísticas. "El aislamiento político de Bolsonaro no solo se refleja en las derrotas en el Congreso. El presidente también ha sido golpeado por el Tribunal Supremo, que se ve cada vez más impulsado a frenar su locura en la pandemia", dijo Bernardo Mello Franco, columnista de O Globo.

Los discursos de Bolsonaro, consideró por su parte el diario paulista Folha en su editorial, muestran que "la ignorancia presidencial no era inofensiva".