Boris Johnson estaba ayer de campaña en el noreste de Inglaterra, territorio laborista. En el mercado central de pescado de Grimsby, se hizo una foto sosteniendo un bacalao en sus brazos. En una fábrica de transportes en Sunderland respondió a preguntas de los operarios. Ambos lugares son distritos marginales que los conservadores necesitan conquistar a los laboristas para lograr una mayoría suficiente el jueves. Los sondeos indican que lo lograrán. El mensaje populista de Johnson está calando en círculos obreros. «Ocurra lo que ocurra el jueves, los conservadores se encaminan hacia uno de sus resultados más destacados entre la clase trabajadora desde la época de Thatcher», dice Matthew Goodwin, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Kent y miembro de Chatham House.

El programa electoral de los conservadores es aparentemente mesurado y trata de contrarrestar los puntos fuertes del programa de Jeremy Corbyn. Promete inversiones en sanidad, escuelas y otros servicios públicos, sin reducción de impuestos para las corporaciones o los más ricos. El Partido Conservador que lidera Johnson es, sin embargo, el más ultraliberal y derechista en la reciente historia de la formación. Los euroescépticos radicales han triunfado y han expulsado a los moderados.

PROMESAS ENGAÑOSAS / Un espaldarazo crucial en esta campaña fue la renuncia del ultra Nigel Farage a presentar candidatos del Partido del Brexit en zonas donde pudiera dividir el voto antieuropeo, áreas, muchas de ellas, de clase trabajadora. Johnson tenía en principio poco interés en hablar de la sanidad pública o de otros asuntos sociales en estas elecciones. Sí lo ha hecho, con promesas engañosas, sobre el número de hospitales que construirá o las inversiones fabulosas en infraestructuras que prepara es porque comprendió que era un flanco vulnerable, donde los laboristas estaban mejor colocados.

El eje central de su campaña ha sido el brexit, tratando de aglutinar a los votantes con la promesa de resolver el asunto rápidamente. Sobre la marcha han tenido que modificar ligeramente la estrategia. «En la última semana hemos visto que están llevando a cabo diferentes campañas en sitios diferentes», constata Joe Greenwood, especialista en comportamiento político de la London School of Economics (LSE). «En las circunscripciones donde ganó el voto proeuropeo y donde el mayor rival son los laboristas, los conservadores preguntan a la gente qué partido cree que es mejor, en cuál confía más para dirigir el país. En circunscripciones donde se votó mayoritariamente en favor de salir de Europa, han convertido en cambio la campaña en un nuevo referéndum».

Los conservadores llevan en el poder desde el 2010, pero Johnson se presenta como el líder de «un nuevo Gobierno». Quien ha ocupado escaño como diputado y ha formado parte del Ejecutivo tory en ese tiempo, se desentiende de las consecuencias de nueve años de austeridad bajo mandato de su partido.

REACCIÓN BOCHORNOSA / Ayer un incidente puso en evidencia la dificultad de Johnson para admitir responsabilidades. El periódico local Yorkshire Evening Post había publicado la foto de un niño de 4 años aquejado de una posible neumonía, durmiendo en el suelo del hospital en Leeds, porque no había camas libres. Cuando un periodista de la cadena ITV le preguntó por lo ocurrido ante las cámaras e intentó mostrarle en su móvil la foto, Johnson eludió varias veces responderle, para después quitarle el móvil y metérselo en el bolsillo.

Unos minutos más tarde, consciente de su falta de empatía y del error político, decidió ver la imagen, devolvió el teléfono y acertó a decir: «Es una foto terrible. Obviamente pido perdón a la familia». El vídeo y las críticas corrieron como la pólvora en las redes sociales, con numerosas críticas del público y la oposición política, entre ellos el líder laborista, Jeremy Corbyn, que dijo que al primer ministro «no le importan nada» ni la gente ni el impacto de los recortes de los conservadores.

El caso del pequeño fue publicado por The Daily Mirror, al que la madre, Sarah Williment, contó que, aunque primero el hospital les ofreció una cama y oxígeno cuando fueron a urgencias, después se quedaron sin ella y su hijo tuvo que dormir encima de unos abrigos.