El ministro español de Asuntos Exteriores en funciones, Josep Borrell, defendió ayer la puesta en marcha de una negociación «pacífica y democrática» en Venezuela que culmine en la convocatoria electoral y denunció que Estados Unidos actúe como «un cowboy». En una entrevista en TVE, el también candidato socialista en las próximas elecciones europeas abogó por dar continuidad al papel del Grupo de Contacto de la UE en Venezuela por cuanto «no está en la misma longitud de onda que la Administración norteamericana».

Según Borrell, Donald Trump y su gabinete están actuando en el país iberoamericano como «un cowboy que va diciendo: ‘Mira que desenfundo’». Y, en cambio, el Grupo de Contacto de la UE apela a la negociación y a decisiones como la adoptada el martes: el envío de una delegación para favorecer el diálogo. «Esto solo puede tener una salida que permita ir a elecciones y rechazamos manifestaciones que bordean intervenciones militares», agregó el jefe de la diplomacia española.

Tras insistir en que el disidente político Leopoldo López, huésped en la residencia del embajador español, no puede pedir asilo en España porque no está físicamente en el país, Borrell aclaró que nadie de su departamento transmitió que fuese un error haber reconocido a Juan Guaidó, como aseguró el líder de Podemos, Pablo Iglesias. No obstante, destacó que la diplomacia española no puede «obviar» que quien controla el territorio, la administración y el Ejército es Nicolás Maduro.

ACCIÓN ESTRATÉGICA / Mientras, la Asamblea Nacional ha empezado a estudiar la posibilidad de reincorporar a Venezuela al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), conocido como Tratado de Río. Se trata de un pacto interamericano de defensa mutua que EEUU impulsó en 1947, según el cual «un ataque armado por cualquier Estado contra un país americano será considerado un ataque contra todos los países americanos».

Esta Cámara legislativa, controlada por la oposición, quiere ahora que el país forme «parte integral de todo el sistema interamericano» del cual está aislado «por una política permanente de la dictadura». Hugo Chávez renunció al TIAR en el 2012. De esta manera, el Parlamento abre otra vía para permitir una eventual intervención militar en Venezuela cuando la aspiración de Guaidó y López de fracturar el frente castrense para acelerar la salida de Nicolás Maduro no parece de momento ajustarse a la realidad. No obstante, para poder reclamar la aplicación de este tratado debe existir una fuerza externa que agreda a Venezuela. En este caso, de acuerdo con el razonamiento del antimadurismo radical, serían Cuba y Rusia.