Dos cadáveres y una butaca de color azul, característica de la compañía Air France, fueron hallados ayer por la Marina de Brasil en el Atlántico y constituyen la primera evidencia palpable del siniestro aéreo del domingo pasado cuando un Airbus que viajaba con 228 personas a bordo entre Río de Janeiro y Brasil se precipitó en el Atlántico.

El portavoz militar precisó ayer que se trata de dos cuerpos de sexo masculino no identificados. En cuanto a los objetos, el representante de la Marina de Brasil explicó que la butaca, con su correspondiente número de serie, ha sido enviada a la compañía para que confirme que pertenece al avión siniestrado. Además, fueron recogidos del mar una bolsa de cuero con un billete de Air France, una mochila con un ordenador portátil y otros materiales como "máscaras de pasajeros".

En París, los responsables de la Oficina de Investigación y Análisis francesa (BEA), a cargo de la investigación del siniestro, reconocieron ayer que hubo "una incoherencia en las velocidades medidas". Así se manifestó el responsable de la investigación, Alain Bouillard, quien añadió que los mensajes automáticos recibidos antes de que los radares perdieran al avión indican una avería del piloto automático y de "muchos otros sistemas".

Es la primera vez que los responsables de la BEA dan detalles oficiales sobre estos mensajes, que cifran en 24 en menos de cinco minutos. Estos mensajes, llamados ACARS, llegaron a ser 14 en solo un minuto.

PENDIENTES DE CAMBIOS Sin embargo, Bouillard dijo que todavía no se ha establecido una relación entre "la incoherencia de las velocidades medidas y las averías en el sistema". Aún así, el propio Bouillard reconoció que Airbus y Air France habían decidido iniciar "programas de recambio" en los sensores de velocidad del modelo A-330.

Esta información coincide con las revelaciones de que Airbus habría enviado una nota de recomendación a las compañías que usan este birreactor para que mantuvieran la misma velocidad en caso de tormentas.