El jueves, el Flamengo venció por tres goles a Bangú en la reanudación del torneo carioca de fútbol. «Fue una de las noches más deprimentes de la historia del estadio de Maracaná», dijo O Globo. No solo porque el partido se disputó con las gradas vacías y los jugadores evitando los abrazos. Antes, los dos equipos guardaron un minuto de silencio por las víctimas del covid-19. A pocos metros, un hospital de campaña trabaja a destajo. Su tasa de ocupación es del 56% en las salas y del 77% en las camas de la uci. Mientras, el país entero acumula ya unos 50.000 fallecimientos y un millón de casos positivos

A pesar de su vulnerabilidad, la ciudad de Río de Janeiro, administrada por el excantante y pastor evangelista Marcelo Crivella, decidió que, además del fútbol, también deben abrir las iglesias y templos, los centros comerciales y las fábricas. En la segunda región más importante de Brasil han muerto 9.000 personas.

Las cifras del país, insisten los especialistas, no están dando cuenta de la realidad sanitaria. Por cada diez personas que perdieron la vida por el coronavirus después de ser hospitalizadas, otras ocho murieron como consecuencia del síndrome respiratorio agudo severo. La enfermedad creció trece veces respecto al 2019. Esos fallecimientos no forman parte de los datos oficiales de la pandemia.

El presidente, Jair Bolsonaro, ha expresado su satisfacción por el gesto de Crivella en favor de una desescalada que también fue seguido bajo presión por otros estados a pesar de que el peligro atraviesa el aire. Junto al partido en Maracaná, el presidente hizo su habitual transmisión semanal a través de las redes sociales.

El capitán retirado volvió a alertar de que conspiran para sacarlo del poder sobre la base de acusaciones judiciales contra sus hijos. También se dedicó a defender la apertura de la actividad económica y redoblar sus críticas contra la OMS. «Un día dicen que las mascarillas protegen. Al otro afirman lo contrario. No hacen nada bien».

Aunque hasta la Administración Trump ha dejado de recomendar la cloroquina para combatir el virus, Bolsonaro insiste en su defensa a ultranza. El Gobierno, señaló la revista Piauí, «no sólo invierte en la distribución de la medicina en la red pública, sino que también pretende convencer a los fiscales y abogados para que encarguen a los estados y municipios que la suministren a los pacientes tan pronto como se diagnostique su infección».

milagros / El presidente no simpatiza con la ciencia y apuesta por los milagros. Y para eso tiene a mano el ejemplo de uno de sus principales aliados ideológicos. Edir Macedo, uno de los hombres más ricos de Brasil, cuya fortuna ha sido acumulada desde los púlpitos de la Iglesia Universal del Reino de Dios, anunció haber superado los riesgos del covid-19 gracias a la ingesta del medicamento rechazado por la OMS. Macedo llegó a considerar al coronavirus como «otra táctica de Satanás».

El partido de Macedo, el Republicano, ha acogido en su seno a los hijos del presidente, el senador Flávio Bolsonaro y el concejal Carlos Bolsonaro. Es, además, dueño de uno de los canales televisivos más influyentes del país: Record TV.