Los equipos de rescate brasileños han encontrado otros cuatro cadáveres en el Atlántico pertenecientes, con toda probabilidad, al pasaje del avión de Air France desaparecido hace una semana sobre el océano con 228 personas a bordo en el trayecto Río de Janeiro-París. Si se suman a los dos hallados el sábado, son seis los cuerpos recuperados.

Las labores de búsqueda se concentran en torno a una zona de 220 kilómetros cuyo centro está en las islas de Sao Pedro y Sao Paulo, punto fijado como lugar del accidente. Estos peñascos deshabitados se encuentran a 700 kilómetros del archipiélago de Fernando de Noronha, a unos 1.200 kilómetros de la ciudad brasileña de Recife.

IDENTIFICACION Los restos de los pasajeros llegarán, si se cumplen las previsiones, mañana a Recife, donde está ubicado uno de los centros de mando de la operación de rescate. Una vez allí, se iniciarán las labores de identificación y de cotejo con las muestras de ADN aportadas por los familiares de los pasajeros.

El teniente coronel brasileño Henry Wilson Munhoz informó ayer de que la compañía Air France ha confirmado que una de las butacas azules halladas el sábado en el mar, marcada con un número de serie, corresponde a uno de sus aparatos.

El militar brasileño añadió que se han encontrado, además, "parte de las alas y de la estructura del avión". Y, a pesar de que debe esperarse la confirmación oficial, el teniente coronel se aventuró a asegurar: "Ya no hay duda de que todo lo que está siendo encontrado es del avión accidentado". "Los cuerpos son de las personas que viajaban en el aparato", añadió. Máscaras de oxígeno, una mochila con un ordenador portátil y una bolsa de cuero con un billete de Air France son algunos de los objetos recuperados.

INVESTIGACION PARADA Mientras continúa la búsqueda de las cajas negras del aparato, que permitirían tener información sobre el motivo del siniestro, la investigación está anclada. El secretario de Estado de Transportes francés, Dominique Busserau, insistió en que no puede descartarse ninguna hipótesis y que es fundamental el hallazgo de las cajas negras antes de que dejen de emitir señal. "Nos quedan tres semanas", recordó Busserau, teniendo en cuenta que la vida de los emisores es de un mes. La Oficina de Investigación y Análisis francesa (BEA) informó el sábado de que el avión tuvo problemas en los sensores de velocidad que, por sí solos, no explican la catástrofe.