El administrador civil de Irak, Paul Bremer, aseguró que habrá "100.000 soldados norteamericanos y decenas de miles de militares de la coalición en Irak hasta que las fuerzas de seguridad puedan garantizar la seguridad". Así, la transferencia del poder, que Bremer confirmó que se mantiene para el próximo 30 de junio, no significará el fin de la presencia norteamericana.

El representante norteamericano precisó que "los cambios son posibles, pero la fecha se mantiene. El acuerdo del 15 de noviembre entre el Consejo de Gobierno iraquí y la coalición promete al pueblo iraquí la soberanía...y se la vamos a dar". En la rueda de prensa ofrecida ayer en Bagdad, Bremer aseguró que la futura Constitución garantizará los derechos fundamentales de los iraquís, sin distinciones de religión, etnia o sexo.

"Todos reconocemos que el islam es la religión mayoritaria del pueblo iraquí, pero la libertad religiosa debe existir para el conjunto del pueblo iraquí", indicó el administrador civil, tras la polémica despertada por el intento de los shiís de convertir al islam y a la ley islámica en la máxima norma del país.

TRES MUERTOS El avance político no frena la violencia. Dos soldados estadounidenses y un iraquí murieron ayer en un ataque de la resistencia en Al Jalidiya, a 80 kilómetros la oeste de Bagdad, según fuentes militares de EEUU. Una bomba explotó al paso de un convoy. Este nuevo ataque tuvo lugar después de que los insurgentes lanzaran morteros, el miércoles, contra la prisión de Abú Gharib, causando heridas a un militar norteamericano.