Gordon Brown vivió ayer el momento con el que tanto había soñado. Tras años de interminable espera a la sombra de Tony Blair, el ministro de Finanzas británico pudo anunciar al fin su candidatura al liderazgo del Partido Laborista y al puesto de primer ministro.

Brown lanzó su campaña en pleno centro de Londres un día después de que Blair fijará la fecha del 27 de junio para su salida del Gobierno. El actual ministro de Finanzas alabó "el coraje y la pasión" de su antecesor, con el que ha mantenido una tempestuosa relación. Los dos hombres parecen haber acordado los términos de una transición pacífica, guardando las apariencias y evitando los escándalos.

RESPALDO INEQUIVOCO Blair rompió ayer el elocuente silencio que había mantenido, para ofrecer por primera vez un respaldo inequívoco al candidato. "Estoy encantado de dar mi pleno apoyo a Gordon", afirmó. "Tiene lo que hace falta, un talento extraordinario y poco común, experiencia y capacidad de decisión", agregó Blair, quien alabó al "amigo y colega que conozco desde hace 20 años".

Sin embargo, en la presentación de su visión del Reino Unido, Brown, marcó algunas distancias con el anterior Gabinete, subrayando que su estilo de Gobierno será muy distinto del corte presidencialista de Blair, acusado de abusar de la manipulación. "El Gobierno debe ser más abierto y rendir más cuentas al Parlamento", indicó Brown. En política exterior, admitió que en Irak "se han cometido errores" y anunció su visita a los soldados.

Brown y Blair iniciaron su amistad en 1983, cuando compartieron oficina en el Parlamento y se propusieron modernizar un Partido Laborista que dormitaba en la oposición. Todo se truncó tras la muerte de John Smith, en 1994, y quedó vacante el puesto de líder. Blair logró la plaza, tras llegar, según la leyenda, a un acuerdo con Brown, comprometiéndose a cesar después de cuatro años en el Gobierno. Blair, todo carisma y persuasión, se marcha al cabo de diez años, dejando un gran vacío, que Brown tendrá que llenar.

´CASO MENEZES´ Mientras, ayer se conoció que no habrá sanción alguna contra 11 de los 15 agentes involucrados en la muerte del brasileño Jean Charles de Menezes en julio del 2005 en el metro de Londres, cuando fue confundido con un terrorista suicida. Una comisión independiente ha concluido que no existen pruebas suficientes.