El primer ministro británico, Gordon Brown, visitó ayer a las tropas británicas en Afganistán, a las que prometió otros 2.000 detectores de metales y un nuevo tipo de vehículo para las patrullas. Brown hizo este anuncio un día después de que en su comparecencia ante la comisión Chilcot que investiga la guerra de Irak, se cuestionase la dotación económica asignada al Ejército británico durante ese conflicto. El viernes, ante la comisión investigadora, además de apoyar la decisión de ir a la guerra, Brown se defendió de las acusaciones de haber escatimado fondos al Ejército durante la invasión de Irak, cuando era ministro de Finanzas.

Ayer, en The Times y The Daily Telegraph , dos exaltos mandos militares acusaron a Brown de "poco honrado" y negaron que el Ministerio de Defensa dispusiera, como sostuvo el primer ministro, del presupuesto suficiente para dotar al Ejército del equipamiento militar necesario.

Un portavoz de Downing Street negó las críticas del Partido Conservador, que afirmó que Brown empleaba su viaje a Afganistán para "distraer la atención" de la polémica tras su comparecencia en la comisión Chilcot.