Los principales dirigentes de la Unión Europea destacaron ayer la importancia para la seguridad de los ciudadanos europeos de anclar a Turquía en los valores de paz, libertad y democracia, y contrarrestar así la amenaza del integrismo islamista.

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, indicó que a partir de ahora "Turquía deberá ganarse el corazón y el espíritu de los ciudadanos europeos", porque serán ellos quienes en definitiva deberán aprobar la adhesión de Turquía al final del proceso.

El presidente francés, Jacques Chirac, advirtió a los detractores de la adhesión de que si Europa cerrara la puerta a Turquía existiría el peligro de que el país y su entorno musulmán basculen "dentro del integrismo".

El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, indicó que "no se puede dejar pasar esta oportunidad de establecer un puente entre Occidente y el mundo musulmán".