Desde que la pandemia irrumpiera en el continente europeo, las negociaciones del nuevo acuerdo comercial que mantienen la UE y el Reino Unido se habían quedado estancadas, en una especie de limbo, sin progresos y muchos obstáculos por sortear. Una situación que intentan superar desde ayer ambas partes con un maratón negociador restringido que se prolongará durante las próximas ocho semanas y que empezó con una primera ronda de conversaciones cara a cara en Bruselas.

«Las negociaciones se han retomado esta mañana (por ayer) con David Frost y su equipo en un formato restringido. Aprovecharemos al máximo nuestras conversaciones intensificadas en las próximas semanas y meses. Nuestro objetivo: una relación futura integral», explicó el negociador jefe europeo, Michel Barnier, reiterando una vez más que la UE afronta «con calma y unida en sus principios y valores» esta nueva fase que debería desembocar en un acuerdo a más tardar en octubre, con tiempo para culminar los procesos de ratificación en los parlamentos y la Eurocámara.

A seis meses de que los británicos corten amarras -el período transitorio expira el 31 de diciembre y Londres no quiere prórrogas- la señal de acelerar los contactos se ha recibido positivamente en Bruselas aunque Boris Johnson sigue dando bandazos. El fin de semana advirtió a su homólogo polaco, Mateusz Morawiecki, de que si los términos del pacto no le satisfacen dejarán las negociaciones.