Las palabras de El Baradei no forman parte del discurso oficial, pero tampoco son políticamente incorrectas, porque, en teoría, la AIEA debe velar por la sensata utilización del átomo, y las armas nucleares son un cáncer de ese proceso. En la práctica, en cambio, el organismo se ha demostrado un duro inquisidor para los países periféricos y un gendarme despistado ante las veleidades de EEUU, Francia o Israel. Por eso el discurso es sólo un boceto de buenas intenciones. Que no es poco.

*Periodista.